Éste es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.1 Juan 1:5.
Lectura: 1 Juan
1:1-10. Versículo del día: 1 Juan 1:5.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor mismo declaró ser
la luz del mundo (Juan 8:12); Él es la luz que brilla en medio de densas tinieblas. Sin engañarnos tenemos que reconocer que no solamente el ser humano vive en las
penumbras de su corazón sino también en las del mismo mundo que lo rodea. Angustia, depresión, lamento, enfermedad y
muerte invaden su mente y hacen eco en su futuro. Por otro lado, las noticias no son nada
halagüeñas: guerras, terremotos, violencia, adulterios, maltrato infantil,
corrupción, etc, etc. son el pan de cada día.
Los tiempos son difíciles y la maldad infortunadamente irá en
aumento. Definitivamente del único que
podemos cogernos y saber que a pesar de las dificultades que se presenten, tenemos
su luz, es del Señor Jesucristo.
Dice la canción
cristiana: ‘Porque Él vive triunfaré mañana; porque Él vive ya no hay temor.
Porque yo sé que el futuro es suyo. La vida vale más y más solo por Él’; y así
es. Nuestra victoria está basada en su muerte
y resurrección. Hemos creído en
Jesucristo, quien es nuestro guía y apoyo incondicional. El futuro para
nosotros ya no es incierto, sabemos en quien hemos puesto los ojos; sus
promesas son veraces y se cumplirán. Veamos algunas de ellas: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal
alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmo 23:4 VRV); “Por eso, no temeremos aunque
se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar” (Salmo
46:2); “Aunque pase yo por grandes angustias, tú me darás vida” (Salmo 138:7); “Cuando
cruces las aguas, Yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te
cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán
las llamas (Isaías 43:2). Su fidelidad
no cambia, es inmutable; porque: “¡Este Dios es nuestro Dios eterno! ¡Él nos guiará para siempre!” (Salmo 48:14).
Jesucristo es el
mensaje anunciado, para que los que crean en Él tengan vida eterna y puedan ser
partícipes de la luz que brilla por siempre. “Él revela lo profundo y lo escondido,
y sabe lo que se oculta en las sombras. ¡En él habita la luz!” (Daniel 2:22).
Amado Señor: Gracias
infinitas por habernos permitido conocerte y andar ahora en medio de la luz que
resplandece. Señor, aun cuando la noche
se torne oscura, tenemos tus promesas cual innumerables estrellas que comienzan a
fulgurar para alumbrar nuestro sendero por recorrer.
Un abrazo y
bendiciones.
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