martes, 13 de agosto de 2013

De labios estilizados



Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo. 
Santiago 3:2.


Lectura: Santiago 3:1-12.  Versículo del día: Santiago 3:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Dice Santiago en su Carta que todos fallamos mucho.  Y fallamos porque nos cuesta dominar la lengua. “Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios” (v. 9). Por eso es tan importante, pensar para hablar y no hablar para pensar.  Lo dicho, dicho está y dicho se queda. Dicen también que somos amos de lo que callamos y esclavos de lo que hablamos. Así, que tenemos que escoger.
En mi Biblia se encuentra un devocional escrito por la señora Beatriz G de Delupí, al que tituló “Ponga a dieta sus palabras” y me parece que es muy acertado lo que dice: nos preocupamos en especial las mujeres, por tener un cuerpo esbelto y sobre el tema, la mayoría de revistas femeninas hacen alusión; sin embargo, ninguna menciona el sobrepeso de las palabras (parafraseando lo escrito por la señora de Delupí); y eso que nosotras, si de algo tenemos fama, es de hablar más de la cuenta.  Es tan cierto, que en vez de hacernos un llamado al respecto, más bien nos estimula a chismosear y averiguar incluso, más de la cuenta.
Tenemos que saber medir bien las palabras; no podemos seguir siendo artífices de maldición. Recordemos que en la lengua están la vida y la muerte (Proverbios 18:21).  Mis palabras pueden dar vida, como pueden acabar de tumbar al agobiado.  Dios nos llamó a bendecir y esto es lo que tenemos que practicar. Pidámosle al Señor, dominio propio sobre nuestra lengua para que nuestros labios se estilicen y  broten solo palabras sabias, llenas de amor y de estímulo.

Amado Señor: Te pedimos que nos des el fruto del dominio propio a través de tu Santo Espíritu para aprender a medir nuestras palabras, y que estas lleven consuelo, alegría y paz a la vida de las personas que nos rodean.

Un abrazo y bendiciones.   

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