lunes, 26 de agosto de 2013

El mandato completo




Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto. 
1 Juan 3:23.


Lectura: 1 Juan 3:11-24.  Versículo del día: 1 Juan 3:23.

MEDITACIÓN DIARIA

Los  mandatos de Dios no son para cumplirlos a medias; se deben cumplir totalmente.  De lo contrario no estaríamos obedeciendo, porque obediencia a medias no es obediencia.
Examinemos bien el versículo: no solamente se nos manda creer en Jesucristo sino amarnos los unos a los otros. Cuando los fariseos le preguntaron al Señor cual era el mandamiento más importante, les contestó algo similar: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos.  El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:37-39).  Si nosotros los cristianos, decimos que amamos al Señor, pero tenemos rencor u odio hacia el prójimo, no es cierto; somos mentirosos. No podemos decir que amamos a Dios a quien no vemos, si no lo hacemos con quienes vemos (1 Juan 4:20).
El Señor Jesucristo nos dio el ejemplo más grande de amor entregando su vida por nosotros; así también nosotros debemos dar la vida por ellos (v. 16 en la lectura). Y es que el amor de Dios no tiene límites; es inagotable.  El amor de Dios es bondadoso, misericordioso, compasivo, alegre, todo lo perdona, lo cree y lo soporta.  ¿Si ese es el amor de Dios, y de igual manera espera que sea el de nosotros hacia el prójimo, en verdad, lo estamos practicando?   
Reflexionemos sobre lo que significa amar al prójimo; en especial recalquemos el perdón. No podemos esperar que Dios nos perdone, si antes no hemos sabido hacerlo. “Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad” (v. 18).

Amado Dios: Tú nos amaste, porque ni siquiera escatimaste a tu único Hijo para que viniera a salvarnos.  Estamos agradecidos contigo porque no merecíamos tanto amor. Ahora Señor, si de verdad te amamos, permite que de nuestro corazón brote un amor igual al tuyo para con nuestro prójimo.  Enséñanos a amar como lo haces tú.  Gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: