No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.1 Pedro 3:9.
Lectura:
1 Pedro 3:8-17. Versículo del día: 1
Pedro 3:9.
MEDITACIÓN
DIARIA
El
Espíritu le confirma a nuestro espíritu que somos hijos de Dios; y si hijos
también herederos (Romanos 8:16-17). Hay un Nuevo Pacto; un Nuevo Testamento
basado en Cristo Jesús y por quien tenemos ahora acceso a nuestro Padre
Celestial.
Dios
a su pueblo Israel, lo bendijo aun cuando los enemigos querían hacerle daño.
Balán cumplió las ordenes del Señor y en su oráculo afirmó: “Se me ha ordenado
bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa” (Números
23:20). En el Nuevo Pacto nosotros no somos
el pueblo de Israel, pero si somos el pueblo que le pertenece a Dios. Antes, ni
siquiera éramos pueblo, pero ahora somos el pueblo de Dios (1 Pedro 2:9-10), y
como su pueblo herederos de bendición. No hay un Balán para que en vez de
maldecirnos nos bendiga, porque: “Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede
estar en contra nuestra?” (Romanos 8:31).
Ahora
bien, la bendición prometida a Abraham también nos cobija: “Cristo nos rescató
de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito:
«Maldito todo el que es colgado de un madero». Así sucedió, para que, por medio
de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y
para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa” (Gálatas
3:13-14).
Personalmente
se me antoja, que somos bendecidos por
partida doble: bendecidos como herederos de un Nuevo Pacto, y a la vez,
bendecidos por medio de Abraham (Génesis 12:3b). Si heredamos tan ricas bendiciones, no
tenemos otro camino diferente, al de ofrecer también bendiciones; ¡y en
realidad que falta hacen en este tiempo!
Amado
Señor: Muchas gracias porque tu Palabra es una sola y toda es verdad. Gracias
por ser tus herederos y recibir la rica herencia de tus bendiciones. Ni un solo día escapa a miles de ellas. Enséñanos
a apartarnos del mal y hacer el bien, ya que para esto fuimos llamados.
Un
abrazo y bendiciones.
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