domingo, 18 de agosto de 2013

Doblemente bendecidos




No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición.  
 1 Pedro 3:9.


Lectura: 1 Pedro 3:8-17.  Versículo del día: 1 Pedro 3:9.

MEDITACIÓN DIARIA

El Espíritu le confirma a nuestro espíritu que somos hijos de Dios; y si hijos también herederos (Romanos 8:16-17). Hay un Nuevo Pacto; un Nuevo Testamento basado en Cristo Jesús y por quien tenemos ahora acceso a nuestro Padre Celestial. 
Dios a su pueblo Israel, lo bendijo aun cuando los enemigos querían hacerle daño. Balán cumplió las ordenes del Señor y en su oráculo afirmó: “Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa” (Números 23:20).  En el Nuevo Pacto nosotros no somos el pueblo de Israel, pero si somos el pueblo que le pertenece a Dios. Antes, ni siquiera éramos pueblo, pero ahora somos el pueblo de Dios (1 Pedro 2:9-10), y como su pueblo herederos de bendición. No hay un Balán para que en vez de maldecirnos nos bendiga, porque: “Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?” (Romanos 8:31).
Ahora bien, la bendición prometida a Abraham también nos cobija: “Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero». Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa” (Gálatas 3:13-14).
Personalmente se me antoja,  que somos bendecidos por partida doble: bendecidos como herederos de un Nuevo Pacto, y a la vez, bendecidos por medio de Abraham (Génesis 12:3b).  Si heredamos tan ricas bendiciones, no tenemos otro camino diferente, al de ofrecer también bendiciones; ¡y en realidad que falta hacen en este tiempo!

Amado Señor: Muchas gracias porque tu Palabra es una sola y toda es verdad. Gracias por ser tus herederos y recibir la rica herencia de tus bendiciones.  Ni un solo día escapa a miles de ellas. Enséñanos a apartarnos del mal y hacer el bien, ya que para esto fuimos llamados.

Un abrazo y bendiciones.

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