Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.1 Pedro 1:7.
Lectura: 1 Pedro
1:3-12. Versículo del día: 1 Pedro 1:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Las circunstancias
indescifrables de la vida, nos deparan muchas pruebas. Quien diga que no ha tenido momentos
difíciles, en mi concepto, miente. La
vida cristiana no es un lecho de rosas sueltas; están las rosas pero con sus
tallos en los que van impregnadas las espinas.
Así es el camino cristiano: admirable, bello, sorprendente, suave y
terso como las rosas, pero viene conectado con sus púas, las que si no sabemos
coger con cuidado, nos hacen sangrar.
Pero ¡gloria a Dios por
esas púas! Son las que nos permiten
pasar la prueba del fuego. Sin ellas no
podríamos reconocer a quién es que tenemos como nuestro Amo y Señor; tampoco
valoraríamos lo que somos porque muy seguramente nos sentiríamos
autosuficientes. Dios permite las
pruebas, en primer lugar para nuestro crecimiento espiritual y en segundo
término para enaltecer su nombre.
Hace ya cinco años que
me diagnosticaron cáncer de seno, y hace un año que tuve pancreatitis
crónica. Si no hubiese sido por mi
cáncer, estos devocionales no estarían hoy aquí. Tuve que estar al borde del colapso para
entender un propósito mayor del Señor con mi vida. Hablando con mi hijito antenoche
y revisando el blog donde también están a diario mis devocionales, él me hacía
ver como van corriendo alrededor del mundo y como recibo comentarios de personas
que el Señor ha tocado a través de ellos.
Esto sin contar los enviados a correos y que ustedes gentilmente los
reenvían. La gloria y honor sean para
nuestro amado Señor. ¡Me regocijo en Dios
mi Salvador!
Hace un año, cuando los médicos creían que no
me salvaría, mi Dios, tu Dios, nuestro Dios Todopoderoso, actuó en mi vida de
manera sobrenatural y una vez más nos demostró que es Él quien dictamina los
tiempos y demuestra su soberanía por encima de la ciencia. Después de casi dos
meses de convalecencia, por su voluntad, salí adelante.
Estas han sido las
pruebas personales concernientes a mi salud; sin embargo, también he soportado
otras y he aprendido igual que Pablo, a vivir en la abundancia como a vivir en
la escasez. Dios es fiel y por encima de
cualquier circunstancia siempre está ahí; mirándonos con ojos enternecedores,
cogiéndonos de su mano y tal vez, diciendo muy suavemente: ‘te estoy perfeccionando’. ¿Que duele? ¡Claro que duele y mucho!, pero al final, al menos yo, me considero
dichosa por haber tenido que soportar diversas pruebas, porque eso me demuestra
la obra que ha ido perfeccionando Dios en mí vida y la que llevará a feliz
término porque es fiel en completarla (Santiago 1:2-4).
Mi consejo es no
atormentarse cuando se esté puliendo con el fuego; lo mejor es voltear los ojos
hacia nuestro Creador y dejar que sea Él, quien actúe.
Amado Dios y Señor mío:
Infinitas gracias te doy porque ha sido tu voluntad perfecta, acrisolar mi fe
bajo circunstancias adversas. Gracias porque por ellas, he podido acrecentar mi
fe y dar testimonio de ti.
Un abrazo y
bendiciones.
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