martes, 6 de agosto de 2013

El Señor: Roca y Redentor



El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;  es mi Dios, el peñasco en que me refugio.  Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!  Él es mi protector y mi salvador.  
2 Samuel 22:2-3.


Lectura: 2 Samuel 22: 1-7 y del 31-37  Versículos del día: 2 Samuel 22:2-3.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor lo es todo. Su camino es perfecto y su Palabra intachable (v. 31). La dificultades rondan por los lados y los problemas a veces pareciera que nos ahogaran y las fuerzas desfallecieran como queriéndonos hundir hasta que clamamos al buen Dios: “Inclina a mí tu oído, y acude pronto a socorrerme” (Salmo 31:2), y  viene nuestro amado Señor a rescatarnos porque Él es nuestra roca, amparo y libertador.  Nos infunde nuevas fuerzas y con su mano victoriosa nos saca a flote.  “¿Pues quién es Dios, si no el Señor?  ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios?  Es él quien me arma de valor  y endereza mi camino;  da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas” (vv. 32-34).
No entendemos la multitud de piedras que a veces el Señor permite que caigan sobre  nosotros, pero esas piedras, son las que al final forman el sendero para cruzar más fácilmente y llegar a la meta. Todas las cosas nos ayudan a bien, dice su Palabra en Romanos 8:28 y en cada piedrecita va un pedazo de formación hasta llegar a cumplir su propósito en cada uno y al final nuestro Constructor, mostrar orgulloso su obra terminada (Filipenses 1:6).    
No importa que venga lo que venga; contigo siempre tendremos la salida.  De mi parte no quiero abandonarte. ¿A quién más iré Señor?  Solamente Tú tienes palabras de vida eterna (Juan 6:68). “Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío” (Salmo 19:14).

Amado Dios: Gracias por podernos refugiar siempre en ti, sabiendo que no menosprecias  la obra de tus manos.  Gracias por ser la roca, el libertador, el escudo protector, el peñasco y el más alto escondite; pero ante todo gracias Señor, por ser nuestro Salvador.

Un abrazo y bendiciones.

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