sábado, 3 de agosto de 2013

La esperanza de llegar al exacto Lugar Santísimo




Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. 
Hebreos 6:19-20.


Lectura: Hebreos 6:9-20.  Versículos del día: Hebreos 6:19-20.

MEDITACIÓN DIARIA

Cuando el Señor murió, el velo del templo se rasgó en dos.  Sucedió así para precisamente romper esa cortina que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo como para que entendamos que ya no necesitamos de objetos ni de estructuras, sino de un corazón arrepentido y sensible  a la voz de Dios.  Un corazón que le permita morar en él, sabiendo que le espera lo mejor (v.9); en mi concepto: llegar al exacto sitio del Lugar Santísimo que es estar en la misma presencia del Señor. Esta es la salvación gloriosa regalada por nuestro amado Dios. La esperanza de la vida eterna (v. 19).
“Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo,  por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, es decir, a través de su cuerpo” (Hebreos 10:19-20). No tenemos por qué temer entrar al Lugar Santísimo ya que con la muerte del Señor, no existe cortina alguna que nos impida acercarnos a Él.  Tenemos acceso directo y por ende no necesitamos la ayuda de nadie; solo la disposición sincera para creer que Jesús, es el Señor y Salvador de todo aquel que se acoja a Él.  Ahora, Jesús, es el Sumo Sacerdote quien intercede directamente por nosotros ante el Padre Celestial.

Amado Dios: Gracias porque el acceso directo a ti es obra de tu gracia; Permite que nos conduzcamos por el camino vivo a través del Señor Jesús. Queremos dejarnos transportar hasta detrás de la cortina del Santuario.

Un abrazo y bendiciones.  

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