viernes, 23 de agosto de 2013

No es tardanza, es paciencia para salvación




El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan. 
2 Pedro 3:9.


Lectura: 2 Pedro 3:3-18.  Versículo principal: 2 Pedro 3:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Es indiscutible que el día del Señor llegará como ladrón y todo será destruido (v. 10).  Por eso los cristianos tenemos que aprovechar bien el tiempo y llevar el mensaje de salvación a cuantos más podamos;  “pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad” (1 Timoteo 2:4), y la verdad es Jesucristo (Juan 14:6).  Somos instrumentos de Dios en su mano y es nuestro deber dejarnos usar para su gloria. 
Amigo y seguidor de estos devocionales, no hay tiempo para perder.  El Señor hace un llamado al arrepentimiento.  Su tolerancia y su paciencia brillan ante la indecisión del hombre (Romanos 2:4), ¡cuán grande es su amor!  “Tan cierto como que yo vivo —afirma el SEÑOR omnipotente—, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?”. (Ezequiel 33:11).  La vida solo nos ofrece cosas pasajeras, efímeras e inestables; hoy tenemos, mañana, quizá ya no exista nada de aquello que era nuestro  orgullo.  La indiferencia hacia Dios se hace notar ante tanto fracaso emocional; ante hogares destruidos, saturación de drogas, inmoralidad sexual, ganancias mal habidas; violencia y maltrato físico.  Y el Señor dice: “Le he dado tiempo para que se arrepienta de su inmoralidad, pero no quiere hacerlo” (Apocalipsis 2:21).  ¿Por qué tanta indecisión y vivir sin un propósito divino?  Su deseo es que vuelvan su corazón hacia Él, “Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—.  ¿Son sus pecados como escarlata?  ¡Quedarán blancos como la nieve!  ¿Son rojos como la púrpura?  ¡Quedarán como la lana!” (Isaías 1:18).  No solo es darnos la oportunidad de vivir con calidad; es saber que el Señor tomará las riendas de cada vida y pagará por nosotros. Lo único que hay que hacer es reconocer que Jesucristo es el Señor y Salvador enviado por el Padre a rescatarnos del fuego eterno del infierno.  Te invito a orar así:

Amado Jesús: Perdona mi orgullo e indiferencia hacia Ti.  Hoy reconozco que soy pecador y me arrepiento de ello.  Confieso con mi boca y creo en mi corazón, que eres el Hijo de Dios, que viniste a pagar un precio muy alto por mí. Toma el control de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea.  Gracias por tu paciencia y tolerancia para esperarme y darme contigo la vida eterna.

Un abrazo y bendiciones.

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