sábado, 10 de agosto de 2013

El sacrificio de alabanza




Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. 
Hebreos 13:15.


Lectura: Hebreos 13:1-20.  Versículo del día: Hebreos 13:15.

MEDITACIÓN DIARIA

La gratitud a Dios es alabanza y en 1 Tesalonicenses 5:18 manda que demos gracias en todo. Generalmente cuando nuestra vida está marchando sobre ruedas es muy fácil hacerlo; pero cuando las situaciones son difíciles, obedecemos, pero quizá nos pasa que no lo comprendemos.  En mi entender, creo que este sería el sacrificio de alabanza: alabarlo continuamente pase lo que pase, confesando su primacía y soberanía sin hacerle los “porqués” habituales.  Dice el Salmo 51:17 lo siguiente: “El sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado”.  Cuando todo parece ir de mal en peor y nos dirigimos al Señor en alabanza y adoración, muy seguramente llegaremos al quebrantamiento total; humillados, vencidos y empequeñecidos al reconocer que solo su diestra victoriosa es la que vale y con corazón sincero de verdad, repetirle  como cantamos: “con tenerte me basta”.
Dios desea que le alabemos sin importar el estar bien o mal.  En la adversidad no es simplemente pensarlo, ni esperar para dentro de un rato.  Es para ya y debemos decírselo con palabras audibles; es derramar nuestro corazón ante Él; es saturarnos con su Santo Espíritu y dejar fluir toda la adoración que brote de nuestros labios.  Este sacrificio,  estoy segura, no lo despreciará el Señor.

Amado Dios: Gracias por enseñarnos a honrar tu Nombre. Gracias porque solamente tú eres digno de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza. Justos y verdaderos son tus caminos ¡oh Rey!  ¡Eres el Gran Yo Soy!  Nosotros solamente, el barro que moldeas diariamente hasta quedar satisfecho con tu obra.    

Un abrazo y bendiciones.

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