Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.Hebreos 13:15.
Lectura: Hebreos 13:1-20.
Versículo del día: Hebreos 13:15.
MEDITACIÓN DIARIA
La gratitud a Dios es alabanza y en 1 Tesalonicenses 5:18
manda que demos gracias en todo. Generalmente cuando nuestra vida está
marchando sobre ruedas es muy fácil hacerlo; pero cuando las situaciones son
difíciles, obedecemos, pero quizá nos pasa que no lo comprendemos. En mi entender, creo que este sería el
sacrificio de alabanza: alabarlo continuamente pase lo que pase, confesando su
primacía y soberanía sin hacerle los “porqués” habituales. Dice el Salmo 51:17 lo siguiente: “El
sacrificio que te agrada es un espíritu quebrantado”. Cuando todo parece ir de mal en peor y nos
dirigimos al Señor en alabanza y adoración, muy seguramente llegaremos al
quebrantamiento total; humillados, vencidos y empequeñecidos al reconocer que
solo su diestra victoriosa es la que vale y con corazón sincero de verdad,
repetirle como cantamos: “con tenerte me
basta”.
Dios desea que le alabemos sin importar el estar bien o mal. En la adversidad no es simplemente pensarlo, ni
esperar para dentro de un rato. Es para
ya y debemos decírselo con palabras audibles; es derramar nuestro corazón ante
Él; es saturarnos con su Santo Espíritu y dejar fluir toda la adoración que
brote de nuestros labios. Este
sacrificio, estoy segura, no lo despreciará
el Señor.
Amado Dios: Gracias por enseñarnos a honrar tu Nombre.
Gracias porque solamente tú eres digno de recibir el poder, la riqueza y la
sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza. Justos y
verdaderos son tus caminos ¡oh Rey! ¡Eres
el Gran Yo Soy! Nosotros solamente, el
barro que moldeas diariamente hasta quedar satisfecho con tu obra.
Un abrazo y bendiciones.
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