Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.Salmo 143:8.
Lectura: Salmo 143:1-12.
Versículo del día: Salmo 143:8.
MEDITACIÓN DIARIA
Cada día, es un nuevo amanecer; nuevos proyectos y
expectativas. Son nuevas las ilusiones y
quizá también las faenas. De igual modo
como el cuerpo pide alimento en el nuevo día, así también el espíritu necesita
de alimento espiritual. “no solo de pan
vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor”
(Deuteronomio 8:3b). Se dice que el desayuno es la comida principal del día; entonces,
en el área espiritual debe ser de la misma manera. Hay que recargar nuevas
fuerzas y alimentarnos muy bien, para resistir las luchas que se nos presenten;
para tener paz, sosiego y bienestar. Alimentarnos a través de su Palabra: tomarla para sí y
creerla, hasta quedar satisfechos. Porque cada día es también, un nuevo renacer
espiritual.
El Señor Jesús dijo: “El pan de Dios es el que baja del cielo
y da vida al mundo”; “–Yo soy el pan de vida –declaró Jesús–. El que a mí viene
nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed” (Juan
6:33 y 35).
Si queremos llenarnos de ese pan, tenemos que buscar al Señor
Jesús y entregarle a Él el día, con sus propios afanes. Seguir el ejemplo del rey David: Buscar su
amor, confiados en que nos conducirá por el mejor sendero.
Amado Señor: Sabiendo de tu gran amor, enséñanos a buscarte
en las mañanas con adoración y alabanza. A presentar ante ti, nuestros ruegos y clamores. Enséñanos también a hacer tu voluntad, porque
eres el Dios sapientísimo, que estas al corriente para señalarnos el camino a
seguir.
Un abrazo y bendiciones.
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