sábado, 8 de junio de 2013

Renovándonos física y espiritualmente




Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. 
2 Corintios 4:16.


Lectura: 2 Corintios 4:1-18.  Versículo del día: 2 Corintios 4:16.

MEDITACIÓN DIARIA

Ahora que el mundo se encamina hacia un culto a la belleza y pareciera que en cada publicidad se leyera: “no envejezca”, influenciando con ello no solo a las mujeres sino también a los hombres, es de gran provecho el versículo del día.
Todos pasamos por las diferentes etapas de la vida y hay que aprender a asumirlas de manera responsable y objetiva.  No se puede pretender que una mujer madura se comporte como adolescente y tome una posición que no va de acuerdo con su edad.  Tal como crecemos físicamente, también vamos creciendo emocional y espiritualmente; y esto es para hombres y mujeres igualmente.
Así que lo más importante es en estos casos, no dejar envejecer el corazón.  Las actitudes nuestras, son las que en últimas, nos van a dar el goce de la vida.  Una relación personal con Dios, sabiendo que Él es el creador y que estamos en sus manos, es un remedio espectacular.  Es muy satisfactorio saber hasta dónde llega el amor de nuestro Dios: ¿Queremos vernos y sentirnos más jóvenes? “él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas” (Salmo 103:5). ¿Sentirnos con nuevas fuerzas?  “Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y  los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán” (Isaías 40:30-31).
Esta son unas de las garantías que poseemos cuando le entregamos la vida al Señor con sinceridad y confiamos en lo que nos dice su Palabra; cuando le amamos y  seguimos. Las fórmulas están en nuestras manos y al alcance de todo bolsillo; no hay por qué desanimarse. Solo hay que buscarle y seguirle.

Amado Señor: Te damos gracias porque eres Tú, quien haces resplandecer el rostro; eres Tú quien sostienes al débil.  Permite que siempre te miremos rectamente sin desviarnos y gozar de todos los privilegios que nos das. Queremos ser como águilas renovándonos día a día, pero no solamente de cuerpo sino de espíritu también.

Un abrazo y bendiciones.

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