Después Samuel tomó una piedra, la colocó entre Mizpa y Sen, y la llamó Ebenezer, «El Señor no ha dejado de ayudarnos».1 Samuel 7:12.
Lectura: 1 Samuel 7:1-17.
Versículo del día: 1 Samuel 7:12.
MEDITACIÓN DIARIA
¿Cuántas batallas el Señor no ha combatido por
nosotros? Personalmente tengo que decir
que muchas. Es impresionante ver la mano
de Dios en nuestras vidas y es a la vez esperanzador y gratificante, el saber
que tenemos un Dios misericordioso que siempre está listo a sacarnos avante.
Igual que Samuel, mi familia y yo no podemos
olvidar todas las bendiciones recibidas aun en tiempos desérticos. En el camino, vamos a encontrarnos con muchos
“filisteos”, que desearán combatirnos y apartarnos de nuestro grandioso
Señor. Muy seguramente dudaremos y
dejaremos que la corriente nos arrastre, olvidándonos del que todo lo puede. Nuestra
actitud entonces, debe ser como la de los israelitas que confesaron su pecado
(v. 6b), y le rogaron a Samuel que no dejara de clamar al Señor por ellos (v.8).
“Samuel tomó entonces un cordero pequeño
y lo ofreció en holocausto al Señor. Luego clamó al Señor en favor de Israel, y
el Señor le respondió” (v. 9). Vinieron los filisteos a atacarlos y fueron
derrotados por el pueblo de Israel.
Indudablemente ahora no necesitamos un “Samuel”
que abogue por nosotros, porque tenemos al Gran Dios en nuestro corazón y
podemos acercarnos en cualquier momento y sitio a Él. Por otro lado, el Señor
se gozará con nuestra alabanza y adoración. Lo recibirá como el sacrificio de
nuestros labios, sincero y agradecido. Recordemos que la alabanza es la mejor
arma contra el enemigo.
De ahora en adelante, ese será mi “Ebenezer” como
agradecimiento al Señor, que jamás nos abandona y que me hace exclamar: ¡El
Señor no ha dejado de ayudarnos!
Amado Señor: Muchas gracias por estar
siempre a nuestro lado demostrándonos que eres nuestro Papito celestial y vas
adelante abriendo puertas y derrotando a los enemigos que se cruzan para
torpecer el camino que nos tienes trazado. Te alabamos Señor y bendecimos tu
nombre; todo el honor es para ti, porque no hay nadie más quien lo merezca. ¡Tú
no te cansas de ayudarnos!
Un abrazo y bendiciones.
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