viernes, 14 de junio de 2013

Un corazón nuevo: quebrantado y arrepentido




Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. 
Ezequiel 36:26.


Lectura: Ezequiel 36:22-32.  Versículo del día: Ezequiel 36:26.

MEDITACIÓN DIARIA

La naturaleza pecaminosa del hombre, ha ido endureciendo su corazón hasta dejarlo como una piedra.  El problema no está en que se caiga y se peque; está en que se le haga cama para amañarlo y después ya ni siquiera se vea como lo que es: pecado. Eso sucede con muchas situaciones actualmente. Es tanta la costumbre de pecar, que ahora se pelea porque no se acepta la inmoralidad sexual o el aborto por ejemplo.  Para hombres y mujeres ya es tan normal conocerse, salir a tomar una cena y después ir a la cama, despreocupándose de las consecuencias. Esto conlleva a multitud de abortos o a buscar parejas de su mismo sexo, ya que se ha perdido el goce natural. Repetición tras repetición va endureciendo el corazón, al punto de llegar a considerarlo como lo más natural sin tener presente el orden dictado por Dios: “Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: Sean fructíferos y multiplíquense” (Génesis 27b-28a). 
“De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús”; “Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—“ (Juan 3:3 y 5). Cuando se recibe al Señor y se nace de nuevo, Él emprende su obra regeneradora y  poco a poco ese corazón de piedra se va ablandando y el Espíritu Santo comienza a redargüir al pecador, hasta llegar a entender con corazón quebrantado y arrepentido (Salmo 51:17), que se le ha fallado a Dios.  Para Dios no es imposible convertir vidas adúlteras, inmorales, asesinas, corruptas, egoístas, mentirosas, calumniadoras, etc., en vidas dirigidas por su mano. Él puede transformar el corazón de piedra en uno de carne sensible a su voz y al pecado.     

Amado Dios: Te pedimos que nos pongas un corazón contrito y humillado que nos permita deshacer esas piedras que tropiezan nuestro andar y no nos dejan avanzar por el camino tuyo. 

Un abrazo y bendiciones.

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