Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne.Ezequiel 36:26.
Lectura: Ezequiel 36:22-32. Versículo del día: Ezequiel 36:26.
MEDITACIÓN DIARIA
La naturaleza pecaminosa del hombre,
ha ido endureciendo su corazón hasta dejarlo como una piedra.
El problema no está en que se caiga y se peque; está en que se le haga cama
para amañarlo y después ya ni siquiera se vea como lo que es: pecado. Eso
sucede con muchas situaciones actualmente. Es tanta la costumbre de pecar, que
ahora se pelea porque no se acepta la inmoralidad sexual o el aborto por
ejemplo. Para hombres y mujeres ya es
tan normal conocerse, salir a tomar una cena y después ir a la cama,
despreocupándose de las consecuencias. Esto conlleva a multitud de abortos o a
buscar parejas de su mismo sexo, ya que se ha perdido el goce natural. Repetición
tras repetición va endureciendo el corazón, al punto de llegar a considerarlo
como lo más natural sin tener presente el orden dictado por Dios: “Hombre y mujer los creó, y los bendijo con
estas palabras: Sean fructíferos y multiplíquense” (Génesis 27b-28a).
“De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de
Dios —dijo Jesús”; “Yo te aseguro
que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios
—respondió Jesús—“ (Juan 3:3 y 5). Cuando se recibe al Señor y se nace de
nuevo, Él emprende su obra regeneradora y poco a poco ese corazón de piedra se va ablandando
y el Espíritu Santo comienza a redargüir al pecador, hasta llegar a entender
con corazón quebrantado y arrepentido (Salmo 51:17), que se le ha fallado a
Dios. Para Dios no es imposible convertir
vidas adúlteras, inmorales, asesinas, corruptas, egoístas, mentirosas,
calumniadoras, etc., en vidas dirigidas por su mano. Él puede transformar el
corazón de piedra en uno de carne sensible a su voz y al pecado.
Amado Dios: Te pedimos que nos pongas
un corazón contrito y humillado que nos permita deshacer esas piedras que
tropiezan nuestro andar y no nos dejan avanzar por el camino tuyo.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario