En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.Gálatas 5:22-23.
Lectura: Gálatas 5:16-26.
Versículos del día: Gálatas 5:22-23.
MEDITACIÓN DIARIA
El fruto del Espíritu comienza con el amor, porque ante todo
eso es Dios: amor. Considero que cada una de estas virtudes nos lleva en
definitiva a ser completamente guiados y llenos del Espíritu. Por tanto, el
amor nos conduce a estar alegres y esa alegría nos inunda de paz, paciencia,
amabilidad y bondad. El practicarlas, nos
arrastra a ser fieles, humildes y con dominio propio.
¡Qué diferencia es caminar en el Espíritu! Sucede todo lo
contrario a cuando seguimos los deseos de la carne: “Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad
sexual, impureza y libertinaje;
idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira,
rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras
cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican
tales cosas no heredarán el reino de Dios” (vv. 19-21).
Si somos hijos de Dios, comportémonos como tal. Es hora de mirar por cuál corriente está
dirigida nuestra vida: ¿Por la del Espíritu o la de la carne? Si bien es cierto que el Señor nos va transformando
día a día, también es cierto que nosotros debemos entregarle al Señor todas las
áreas de la vida. Muchos creen que le han entregado todo, cuando no es así. Si
en el corazón todavía existen odios, discordias, celos, arrebatos de ira,
rivalidades o envidias, falta dejar que el Señor venga y tome esas áreas. No se puede pensar en que se ama al Señor
pero no se puede ver a equis persona. Dios es amor y el que no ama a su prójimo
no ha conocido a Dios.
Amado Dios: Sabemos que enviaste a tu Hijo Jesús para que Él
viniera a pagar por todos nuestros pecados y así lo creemos y confesamos. Ahora
te pedimos que nos llenes con tu Santo Espíritu para que nos comportemos y
obremos demostrando que vivimos plenamente llenos de Él. Perdónanos por no entregarnos
completamente a ti y dejarnos arrastrar por la naturaleza pecaminosa, sin darte
el espacio necesario para que cumplas tu obra regeneradora de manera total en
nuestra vida.
Un abrazo y bendiciones.
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