domingo, 23 de junio de 2013

Con toda bendición espiritual




Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. 
Efesios 1:3.


Lectura: Efesios 1:1-23.  Versículo del día: Efesios 1:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Qué satisfactorio saber que el mismo Dios nos escogió aun antes de la creación del mundo (v. 4), y que ahora nos bendice, no con una sola bendición sino con toda bendición espiritual. “En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado” (vv. 5-6). Y en el Amado Jesús tenemos ante todo redención de pecados, por su sangre derramada (v. 7). En Cristo también fuimos hechos herederos (v. 11); “¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes” (1 Pedro 1:3-4). Esta es la esperanza que tenemos los cristianos: la alegría de saber que a pesar de las angustias pasadas tenemos “una herencia reservada en el cielo”.
Siguiendo con nuestra lectura: En Cristo también por haber escuchado el mensaje de salvación y haber creído, fuimos sellados con su Santo Espíritu quien garantiza la herencia hasta que llegue la redención de todo su pueblo adquirido (vv. 13 y 14 en la lectura), o sea su Iglesia. “y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales” (vv. 19-20). Sí, es incomparable la grandeza de su poder; aquí lo dice y creo que muchos lo hemos experimentado.
Tal vez, no conocemos ni alcanzamos a vislumbrar lo maravilloso que tenemos en las manos, al tener al Señor Jesucristo en nuestras vidas; pidámosle a Dios Padre, que nos de el Espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo mejor (v.17) y permitirle cumplir su propósito en cada uno. ¡Qué más se puede pedir! Nos escogió, nos adoptó, nos selló y somos los herederos de una patria celestial que nadie puede quitarnos. Tenemos al Rey de reyes y Señor de señores por misericordia de Dios Padre, y juntamente con Él, gozaremos de su abundante riqueza.

Amado Dios y Padre: muchas gracias te damos porque sin merecerlo, nos has escogido como hijos tuyos. Gracias por la herencia que nos has dejado y por permitir que tu Santo Espíritu nos sellara para alabanza de tu gloria.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: