miércoles, 29 de mayo de 2013

Tu maravillosa protección




Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano. 
Salmo 139:5.


Lectura: Salmo 139:1-24.  Versículo del día: Salmo 139:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Vamos por el camino del Señor, unas veces con gozo y otras cabizbajos.  Si devolviéramos el disco duro de nuestra vida, podríamos notar la cantidad de veces que nos equivocamos; el sinnúmero de situaciones en las que nos dejamos llevar por los impulsos y sin embargo, cuando quizá más solos y devastados nos sentíamos, el Señor estaba ahí porque simplemente esa fue su promesa: “No te dejaré ni te abandonaré” (Josué 1:5b).  Su fidelidad no nos permite alejarnos y quedarnos en el olvido; así lo queramos, Él no nos va a dejar: “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia?  Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!” (vv. 7-10 en la lectura).
¡Es quebrantador observar el gran amor del Señor!  Entonces, ¿qué tememos?  ¿Al mañana? ¿A las guerras y catástrofes? ¿Al futuro de nuestros hijos y nietos?  No, de ninguna manera hay cabida para el miedo y la zozobra en nuestro corazón.  Aquel que estuvo presente desde la misma concepción y contó todos nuestros huesos (vv. 13-16), es el mismo que  sigue rodeándonos por donde quiera que vayamos y  Él se encargará de solventar todos los afanes. “¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!  Si me propusiera contarlos, sumarían más que los granos de arena. Y si terminara de hacerlo, aún estaría a tu lado” (vv. 17-18).

Gracias mi buen Señor: Siempre estarás ahí presente, olvidando nuestras debilidades y transgresiones.  Poniéndolas tan lejos como está el oriente del occidente, porque tu amor no cambia, es inmutable por los siglos de los siglos.  ¡Tu protección nos envuelve por completo! Conocimiento tan maravilloso rebasa nuestra comprensión.

Un abrazo y bendiciones.

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