sábado, 25 de mayo de 2013

Sobre la inmoralidad sexual




«Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine. 
1 Corintios 6:12.


Lectura: 1 Corintios 6:12-20.  Versículo del día: 1 Corintios 6:12.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor es ante todo un caballero y respeta el libre albedrío. Por tanto, de nosotros depende el comportamiento que queramos tener.  Sabemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (v. 19) y por consiguiente debemos amarlo, cuidarlo y respetarlo.  “el cuerpo no es para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (v. 13b).  Todo el que peca contra su cuerpo se está destruyendo así mismo.
El apóstol Pablo nos exhorta a huir de las inmoralidades sexuales, porque quienes lo hacen pecan contra su propio cuerpo. Quien comete adulterio, viene a ser una sola carne con el(la) adúltero(a): “¿No saben que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser un solo cuerpo»” (v. 16).  Cabe decir, que la inmoralidad sexual no solo se refiere al adulterio o fornicación; también se refiere a los sodomitas (homosexuales) y a los pervertidos sexuales (vv. 9).
Como conclusión, queda  agregar las mismas palabras de Pablo: no nos pertenecemos; fuimos comprados por un precio, que no fue oro ni plata; fue con su misma sangre (Apocalipsis 5:9), así que honremos a Dios con nuestro cuerpo (v. 20 en la lectura) y no nos dejemos llevar por los deseos de la carne.

Amado Señor: Enséñanos a valorar el sacrificio que hiciste al entregar tu vida en la cruz por nosotros, sin recibir nada a cambio.  ¡Tu amor y misericordia son incomparables! Hoy te presentamos nuestros cuerpos, como ofrenda de fidelidad.  Queremos vivir unidos a ti, para honrar tu Nombre y ensalzarte hasta el fin.

Un abrazo y bendiciones.

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