viernes, 17 de mayo de 2013

La misión de una madre




El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha.  El que llorando esparce la semilla,     cantando recoge sus gavillas. 
Salmo 126:5-6.


Lectura: Salmo 126:1-6.  Versículos del día: Salmo 126:5-6.

MEDITACIÓN DIARIA

Precisamente, es el mes de las madres y las madres tenemos por la misma naturaleza de la que Dios nos ha dotado, ser en general amorosas, cariñosas, detallistas, perdonadoras, etc.,  pero hay algo que quizá no se tenga muy en cuenta y es ser verdaderas intercesoras por nuestros hijitos.  Se nos olvida el poder de la oración y especialmente de la oración de las madres; hay un libro al respecto que se llama: “Cuando las madres oran”; el libro nos da un mensaje apropiado para las madres que encuentran diferentes dificultades en levantar a sus hijos.
Criar los hijos y sacarlos adelante para que sean personas útiles a la sociedad con verdadero temor de Dios, no es tarea fácil.  Tal vez, nos costará lágrimas hacerlo, pero muy seguramente con el correr del tiempo, vamos a obtener los mejores resultados. Cuando pasen los años difíciles y ellos hayan encontrado su rumbo, entonces  retrospectivamente miraremos hacia atrás, y le daremos gracias al Señor porque ha llegado el tiempo de la cosecha y podemos recoger con gozo las gavillas que tantas lágrimas significaron sembrarlas.
Madres: no nos desanimemos en la tarea; debemos continuar sabiendo que el Señor cumplirá su propósito en cada uno de los nuestros.  Como obligación, nos queda orar fervientemente por ellos y el Señor se encargará del resto.

Amado Dios: Hoy queremos presentarte aquellas semillitas que nos diste para administrar.  Las ponemos delante de ti y te rogamos por cada una de ellas para que permitas que crezcan y den buen fruto. Gracias Señor porque eres fiel y terminarás en cada una de ellas, la buena obra que empezaste.

Un abrazo y bendiciones.

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