Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.Ezequiel 18:32.
Lectura: Ezequiel 18:21-32.
Versículo del día: Ezequiel 18:32.
MEDITACIÓN DIARIA
Dios no se refiere a la muerte física sino a la muerte espiritual. El deseo de Dios es que todos lleguemos a
conocerlo. Él no quiere la muerte de
nadie y así mismo lo afirma: “¿Acaso
creen que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone
su mala conducta y que viva? Yo, el Señor, lo afirmo” (v. 23). El amor de Dios es incondicional; solo espera
que volteemos los ojos hacia su infinita misericordia, y entendamos que quiere
nuestro bienestar no solo aquí en la tierra sino también en la gloria futura.
Su aspiración es que el hombre de un giro total en su vida y se haga de un
corazón y espíritu nuevos (v. 31).
¿Cómo lograrlo? Reconociendo
a Jesucristo, su Hijo amado, quién llevó en su muerte todo el peso de los
pecados de la humanidad. El pecador
arrepentido, le da la espalda al pecado porque valora precisamente lo hecho por
Jesús en la cruz del Calvario. Por fe
creemos en su muerte, pasión y resurrección.
Por fe, nos cambiamos de los malos caminos y optamos por seguirle de la
mejor manera. Por fe, resolvimos reconciliarnos con Dios, aceptando su gracia. En esto consiste la conversión.
Es el Señor quien proclama hoy: ¡Conviértete y vivirás!
Amado Dios: Gracias porque permitiste que te conociéramos e
hiciéramos parte de tu reino. Te pedimos mi Señor, que al igual que lo hiciste
con nosotros, toques el corazón de aquellos que van por el camino equivocado y apruebes
que se conviertan a ti. En tu Nombre Jesús, amén.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario