Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar el evangelio, y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia.1 Corintios 1:17.
Lectura: 1 Corintios 1:1-31. Versículo del día: 1 Corintios 1:17.
MEDITACIÓN DIARIA
Pablo nos enseña que no necesitamos
ser eruditos, ni sabios, ni filósofos (v. 20), para predicar el evangelio. Necesitamos solo voluntad y obediencia. Nos pueden tildar de locos, porque eso es el
evangelio para los que se pierden; pero para nosotros es el poder de Dios (vv.
18-19). Mas adelante nos lo vuelve a reafirmar: “Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de
Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte
que la fuerza humana” (vv. 24b y 25).
Así como nos lo dice Pablo: consideremos cada uno nuestro
propio llamamiento y actuemos. Según los criterios del mundo no somos ni
sabios, ni poderosos, ni mucho menos de noble cuna (v. 26); pero si Dios nos
escogió, es porque somos su hechura; podemos no tener ninguno de los atributos
que el mundo ofrece y por los que se guía para valorar una persona, pero sí disfrutamos de la
sabiduría y el poder de Dios, dada por el Espíritu Santo; y aunque ellos no lo
entiendan, somos su linaje escogido, su real sacerdocio (1 Pedro 2:9), y
poseemos la capacidad entonces, de llevar el mensaje de las Buenas Nuevas de
manera clara, concreta y concisa.
No hay excusa: Si nos consideramos débiles o insensatos, o de
clase baja, no importa; eso no tiene nada que ver; recordemos que Él nos eligió
precisamente así, para avergonzar a los sabios y a los poderosos, y que nadie se
jacte de sus dotes (vv. 27-28 en la lectura). De modo que ya es hora de comenzar
a hablar de quién es, nuestro Señor y Salvador.
Amado Dios: Gracias por permitirnos conocerte y sacarnos de
las tinieblas para llevarnos a la luz.
Queremos practicar lo que dice tu Palabra y empezar a dar las buenas
noticias del mensaje de salvación, porque no vamos en nuestras propias fuerzas
sino en las tuyas. Pon el querer como el
hacer, por tu buena voluntad.
Un abrazo y bendiciones.
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