Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.Romanos 8:26.
Lectura: Romanos 8:18-39.
Versículo del día: Romanos 8:26.
MEDITACIÓN DIARIA
Otro privilegio del que gozamos los cristianos: El Espíritu
Santo acude a ayudarnos, porque conoce nuestra naturaleza y sabe que somos
débiles. Además de interceder por nosotros, lo hace de una manera conmovedora: con
gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Nos aterramos de los sufrimientos terrenales, pero dice su
Palabra, que estos no son para nada comparables con la gloria venidera (v.
18). Si la creación misma gime como si
tuviera dolores de parto (v. 22), con mayor razón nos corresponde a nosotros; pero
gracias a Dios, tenemos la esperanza de la gloria futura. Al fin de cuentas, por más que pasemos
aflicciones y sufrimientos, nada nos puede separar del amor de Dios (v. 35) y
todas estas situaciones nos ayudan para bien de acuerdo al propósito que Él nos
tiene (v. 28) y que se cumplirá.
En conclusión: Nada nos puede atemorizar; no solamente el
Espíritu está listo para sacarnos avante, sino que el mismo Cristo Jesús nos da
la fortaleza para afrontar lo que nos llegue,
porque en Él somos más que vencedores (v. 37).
Amado Señor: Gracias por estar tan pendiente de nosotros y
darnos la fuerza suficiente para desafiar las situaciones difíciles que se nos
presenten. Gracias precioso Espíritu Santo por venir en nuestra ayuda cuando
creemos que estamos solos, y darnos todo tu poder para salir victoriosos en las
batallas que enfrentamos.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario