Así lo dice Dios en el libro de Oseas: Llamaré “mi pueblo” a los que no son mi pueblo; y llamaré “mi amada” a la que no es.Romanos 9:25.
Lectura: Romanos 9:14-29. Versículo
del día: Romanos 9:25.
MEDITACIÓN DIARIA
Indudablemente que el Señor estaba hablando
acerca de los gentiles. Somos ahora su “pueblo adquirido”, su “nación
santa”. Todas las promesas para Israel,
son también para nosotros. Somos “su
amada”; su novia que espera ansiosa verlo regresar y participar en las Bodas
del Cordero.
Los gentiles no buscaban la justicia
que es por la fe y la alcanzaron; Israel creyó que con obras la iba a lograr y
así es imposible alcanzarla; se les volvió piedra de tropiezo (vv. 30-33).
Ahora los gentiles estamos en manos
del Señor, el excelente Alfarero, quien por su misericordia nos eligió precisamente
para demostrar su poder, y así su nombre sea exaltado en toda la tierra (v.
16-17). Si creemos que fuimos nosotros
quienes buscamos a Dios y elegimos seguirle, estamos equivocados; fue Él quien
nos eligió primero: “No me escogieron
ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y
den fruto, un fruto que perdure” (Juan 15:16).
Reflexionemos y miremos su gran amor;
entendamos que fuimos elegidos con una misión específica: llevar fruto que
perdure donde quiera que vayamos. Somos “su amada” y la amada busca
complacerle.
Amado Señor: Gracias porque no
dependió de nuestro esfuerzo ni deseo humano el buscarte, sino que Tú nos
miraste con buenos ojos por tu compasión, para tenernos en tu reino. Podemos
decir como Jeremías: “Me sedujiste Señor y yo me dejé seducir”. Enséñanos a ser fieles a ti, proclamando tu
nombre por toda la tierra.
Un abrazo y bendiciones.
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