sábado, 24 de diciembre de 2011

La excelente buena noticia



Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es
Cristo el Señor.


Lucas 2:11.


Lectura diaria: Lucas 2:1-20. Versículo para destacar: Lucas 2:11.

ENSEÑANZA



La profecía se ha cumplido. Vemos al niño envuelto en pañales acostado en un pesebre (v. 12) y como única compañía además de María y José, muy seguramente unos animales propios del establo donde le tocó nacer. El Rey de reyes y Señor de señores, no nació en un palacio como nacen los reyes, ni en una mansión rodeado de lujos como nacen los niños ricos. Ni siquiera en una casa cualquiera del común como mínimo; nació en la casa de los de su propia creación: animales. Sus primeros visitantes fueron humildes pastorcitos a quienes el ángel les dio las buenas nuevas: “Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo” (v. 10). El Señor desde su mismo nacimiento estuvo rodeado de problemas pero precisamente eso era lo que buscaba Dios, que llevara sobre sus hombros el yugo no solo de los pecados, sino también de la sanidad, la pobreza y la humillación para proveernos a nosotros de su satisfacción. A pesar de todas las dificultades por las que tuvo que pasar María, el Señor vino al mundo para la gloria del Padre y regocijo de todo aquel que cree en su Nombre. Vino de este modo humilde precisamente para que aprendiéramos de Él, lo mismo: humildad mientras gozamos de toda su gracia.Hoy es un día de regocijo, de buenas noticias; de alegría y de esperanza por un futuro mejor. La noticia más espectacular se da a todos los hombres de buena voluntad que quieran aceptarla: Dios y Salvador de la humanidad ha llegado. Jesús está ahí presente; creció y en la edad adulta comenzó su ministerio aquí en la tierra. Sufrió y padeció hasta encontrar la muerte de cruz, pero con su bendita resurrección vino a darnos vida eterna.




La buena noticia es que Jesús quiere nacer también hoy en el pesebre de tu corazón. Quiere que aceptes esa grandiosa hazaña para salvarte de las garras del enemigo. Jesús, lo único que te pide es que le digas sinceramente como el corito que cantas en la Navidad: – ¡Ven a mi alma¡ ¡Ven no tardes tanto! –. ¿Deseas hacerlo? Te puedo guiar con una oración para que hables con Él, como con el mejor confidente. Dile así:




Amado Jesús: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Toma el control del trono que hasta ahora yo manejo, perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor porque me has mostrado el verdadero sentido de tu nacimiento y mejor noticia que esta jamás había recibido. Gracias por perdonarme y darme la vida eterna contigo. En tu nombre Jesús, amén.




Un abrazo y bendiciones.


No hay comentarios: