jueves, 15 de diciembre de 2011

Cuando Colombia crea

¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor!
Salmo 144:15.


Lectura diaria: Salmo 144:12-15. Versículo para destacar: Salmo 144:15.


ENSEÑANZA


El deseo de todo colombiano de bien, es ver a nuestra patria en paz y sobreabundando de bienestar. Dice el Salmo en su lectura: “Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio. Que nuestros graneros se llenen con provisiones de toda especie. Que nuestros rebaños aumenten por millares, por decenas de millares en nuestros campos. Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas; que no haya brechas ni salidas, ni gritos de angustia en nuestras calles” (vv. 12-14).

Retomo las palabras de mi querida Paolita escritas en twitter por José Ordoñez Jr.: “La horrible noche no ha cesado porque Colombia no ha comprendido las palabras del que murió en la cruz”. ¡Cuán cierto es! La letra del Himno Nacional da un vuelco. Desafortunadamente para nosotros los colombianos nuestra patria agobiada por grupos alzados en armas, narcotráfico, corrupción e injusticia social, se enfrenta hoy también a una tragedia invernal tal vez como nunca antes se había visto. ¡Señor, mira con compasión nuestra patria y apiádate de ella! Tenemos trabajo por hacer los cristianos; en nuestras manos está permitir que cambie el curso de este país envuelto en el dolor y sufrimiento. ¿Cómo? Hay dos cosas que Dios nos dejó como mandato: humillarnos orando, y compartiendo el mensaje de Salvación. “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra” (2 Cr. 7:14); “Por tanto, vayan y hagan discípulos….Enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado” (Mt. 28:19-20); “Y serán mis testigos tanto en Jerusalén, como en toda Judea y Samaria” (Hch. 1:8). Nuestra Jerusalén, Judea y Samaria comprende toda nuestra patria y tenemos que hablar sobre el Dios que puede cambiar al hombre desde su interior. Pero para esto también tenemos que dar testimonio de lo que somos, abandonar la mala conducta y de verdad seguir el camino del Señor. Es el momento de actuar, no podemos seguir pasmados solo observando por televisión las dramáticas noticias; a todos nos incumbe, es el porvenir de nuestros hijos y de nuestros nietos. Cambiemos de actitud para que se cumpla lo descrito en el Salmo. Cuando Colombia crea en las palabras de Aquel que murió en la cruz seremos dichosos y veremos un nuevo amanecer.


Precisamente por eso amigo colombiano que lees este mensaje tengo que hablarte de Jesús de Nazaret; solamente en Él puedes hallar el perdón de pecados, restaurar tu vida y encontrar la paz. El Señor está tocando a la puerta de tu corazón y desea seguir para cenar contigo. ¿Le dejas entrar? Si es así, te invito a hacer la siguiente oración:


Señor Jesucristo: Yo te necesito; te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Ven a mí, perdona mis pecados y hazme de acuerdo a tu santa voluntad. Gracias Señor por venir a morar conmigo; por limpiarme y sanarme. Gracias por mostrarme que eres la única solución para el hombre pecador. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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