jueves, 29 de diciembre de 2011

Haciendo la voluntad del Padre

Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Lucas 2:46.


Lectura diaria: Lucas 2:41-52. Versículo para destacar: Lucas 2:46.


ENSEÑANZA


El Señor Jesús en todo nos dio ejemplo: ejemplo de sumisión, de obediencia, de prudencia, de amor, de misericordia, de ternura, de oración y de cumplir la voluntad del Padre. Jesús era la Sabiduría completa, el Verbo divino encarnado, el Maestro por excelencia y sin embargo, humildemente se sentó en medio de los doctores de la ley a escucharlos atentamente y a la vez a aprender de ellos. ¡Cuánta humildad demostraba el Señor! Humildad que les falta a líderes cristianos para aceptar un consejo o lección de uno de sus subordinados o discípulos. La enseñanza que nos deja el Señor es muy importante, porque muchas veces nos creemos “sabelotodo” y menospreciamos cualquier comentario o crítica que se nos haga respecto a nuestra fe. El Señor desde su niñez sabía manejar muy bien el concepto de escuchar más y hablar menos.

Además de aprender a hacer la voluntad del Padre, la lectura nos deja también para reflexionar el comportamiento que debemos brindarle a los niños y jóvenes que buscan del Señor: Jesús se iba desarrollando y creciendo como cualquier hombrecito de su edad. Su anhelo de instruirse cada día más de las cosas de su Padre aumentaba su sapiencia (Pr. 9:10). De ahí, el valor tan grande que tienen las palabras del mismo Jesús en su ministerio respecto a los niños: “Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí. Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar” (Mt. 18:5-6), por su misma experiencia podía hablar. La versión Reina Valera es en mi concepto más drástica:”cualquiera que haga tropezar”; el solo hecho de hacerlo tropezar aunque no caiga, ya lo hace acreedor de la justicia divina. Cuidemos el área espiritual de nuestros niños y jóvenes. El que instruye al niño en el camino de Dios, jamás se apartará de él (Pr. 22:6), y de ellos depende que la voluntad del Padre se practique en el cumplimiento de la gran comisión.


La voluntad de Dios Padre es que aceptes a Jesús y le recibas en tu corazón como Señor y Salvador. De esta manera podrás crecer también, tanto en estatura como en el conocimiento de su Palabra y llenar el área espiritual de tu vida. Podemos orarle así:


Amado Jesús: Gracias por venir al mundo a darme ejemplo de vida. Gracias por morir en una cruz por mí y rescatarme de las garras del pecado. Te entrego mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados y hazme de acuerdo a tu santa voluntad. En tu santo nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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