miércoles, 28 de diciembre de 2011

Lamento por los hijos

Se oye un grito en Ramá, llanto y gran lamentación; es Raquel que llora por sus hijos y no quiere ser consolada; ¡sus hijos ya no existen!
Mateo 2:18.


Lectura diaria: Mateo 2:13-18. Versículo para destacar: Mateo 2:18.


ENSEÑANZA


El pasaje de hoy tiene que ver con los niños que fueron asesinados por el rey Herodes cuando se dio cuenta que los sabios de oriente se habían burlado de él, al no regresar para contarle dónde estaba el niño Jesús, rey de los judíos. Su furia se desencadenó mandando matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores (v. 16). La celebración de los inocentes se ha tornado más de jolgorio y risas sin tener en cuenta el dolor de aquellas madres al ver a sus hijitos traspasados por la mano asesina de un rey que temía perder su poder.

En nuestro país debería ser más bien el homenaje póstumo a tantos hijos caídos en la absurda guerra en que nos abatimos. No solamente lloran a sus hijos las madres de los militares y policías, sino todas aquellas a quienes siendo todavía niños se los han arrebatado de su lado los diferentes grupos alzados en armas para llevárselos al monte y ponerlos como carne de cañón. Desde aquí, a través de mi devocional, quiero unirme al dolor materno de estas mujeres y elevar mi oración al Señor Todopoderoso porque sea Él quien les provea de fortaleza y paz para continuar. Sé que es muy duro el saber que pasa un año más, así como también un cumpleaños, un aniversario y una Navidad alejados de los seres que amamos. Además de eso, si no han muerto, se presenta la incertidumbre sin conocer detalle alguno sobre su salud y bienestar. –Colombia: Estoy segura que Dios tiene algo precioso para ti; tanta tristeza y desolación no vienen porque sí. En su infinita grandeza y misericordia el Señor tomará esta tierra y la convertirá en la tierra de paz que fluye leche y miel. ¡Oro por ti mi Colombia amada! Y digo las palabras de la oración que me enseñaron en mi infancia: “Espero verte siempre grande, respetada y libre” –.

Reflexionemos hoy y dediquemos unos pocos minutos para orar por todos los secuestrados en especial por los jóvenes y niños. Oremos por aquellas madres que sin querer sufren el flagelo de la guerra; oremos por nuestro país, para que Dios escuche desde lo alto, limpie esta nación y perdone su pecado. Recordemos que al que mucho se le perdona, mucho se le ama y que donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia. Con nuestra anhelada paz hay que insistir, persistir y no desistir en la oración; es la única manera de no escuchar más lamentos de madres por sus hijos.


El único que puede dar paz y fortaleza al corazón es Jesús de Nazaret. Te invito para que le hagas una oración entregándole a Él todas las cargas y aflicciones por las que estas pasando. Podemos orar así:


Amado Jesús: Vengo a ti cargado de tristezas y amarguras. Quiero entregarte todas las áreas de mi vida para que seas tú gobernando y dirigiendo cada una de ellas. Te acepto como mi Señor y Salvador personal; perdona mis pecados y también enséñame a perdonar a todos los que me han hecho tanto daño. Gracias Señor por hacerlo y porque a través de tu Santo Espíritu puedo comenzar una nueva vida contigo. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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