viernes, 26 de agosto de 2011

No hay por qué temer

No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno.
Apocalipsis 1:17-18.


Lectura diaria: Apocalipsis 1:9-20. Versículos para destacar: Apocalipsis 1:17-18.


ENSEÑANZA


Las palabras dichas por el mismo Señor, al anciano apóstol Juan, desterrado por causa del evangelio a la isla de Patmos, son las mismas para todo cristiano. “No tengas miedo”. Ahora que vivimos tiempos tan dramáticos y violentos, donde las noticias de cada día no son más que muerte y destrucción; donde el ego del hombre se levanta sin importar las consecuencias con fraudes, robos y corrupción; donde se violan a los niños y jóvenes sin el menor escrúpulo y para completar a diario nos acobardan los desastres naturales; hay una voz que nos reconforta y da esperanza: “No temas”, dice el Señor Jesucristo. Sí, no hay que darle paso al temor porque el Señor vive y vivirá por siempre, llevando consigo las llaves de la muerte y del infierno. Él está al lado nuestro en todo momento y circunstancia para darnos valor.

Estas palabras tan consoladoras para el cristiano deben ser el motor que aviva nuestra esperanza futura y que a la vez nos animan a continuar llevando el mensaje de la cruz. El Señor Jesucristo, controlando tanto el presente como el futuro, nos asegura que ganaremos con Él la batalla y obtendremos la victoria sobre el enemigo. ¡Qué bendita esperanza! Las llaves de la muerte y del infierno las posee nuestro gran Rey y Señor y por consiguiente ya no habrá condenación alguna (Ro. 8:1), para el hombre restaurado con su propia sangre; para aquel, que está unido a Cristo Jesús; para el nacido de nuevo porque es nueva creación (2 Co. 5:17). El cristiano no pasará la muerte como tal; estará dormido mientras llega el tiempo de encontrarse con su Señor: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” (1 Ts. 4:13 V. RRV 1995). Esa es nuestra esperanza, que también resucitaremos con Cristo. Él ya venció con su muerte y resurrección.


Si tienes temor a la muerte es porque nunca te han compartido las “Buenas Nuevas” del Señor Jesucristo y no sabes que con Él gozarás de vida eterna. Jesús vino a eso. A perdonar tus pecados y darte otra clase de vida, incluso desde aquí en la tierra. ¿Deseas conocerle? Lo puedes hacer con una corta oración y día a día el Señor te irá instruyendo a través de su Palabra sobre cómo te debes comportar. Si lo quieres podemos orar así:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te pido que entres en ella para que seas mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por perdonarme y limpiarme; por darme una nueva vida al lado tuyo, y por la esperanza de saber que resucitaré contigo. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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