martes, 23 de agosto de 2011

El Señor de la historia y del universo

El Señor es lento para la ira, imponente en su fuerza. El Señor no deja a nadie sin castigo. Camina en el huracán y en la tormenta; las nubes son el polvo de sus píes.
Nahúm 1:3.


Lectura diaria: Nahúm 1:1-15. Versículo para destacar: Nahúm 1:3.


ENSEÑANZA


El Señor de la creación, está presente en toda la historia. A veces nos preguntamos ante las catástrofes, ¿dónde está Dios que no se inmuta? Pues resulta que aquí su Palabra nos enseña que es imponente en su fuerza; que está incluso en los huracanes y en medio de las tormentas y que no deja a nadie sin castigo. Dios lleva su mensaje de perdón y sanación a la tierra y es paciente esperando que el hombre le encuentre y siga su camino. Sin embargo, cuando sus oídos son sordos a sus enseñanzas, como Dios justo y Padre que es, imparte su disciplina, solo con el fin de llevar a la conversión. Si se le escucha, se tendrá la salvación y se tendrá una gran victoria a su lado. Si sus palabras pasan por alto y no hay arrepentimiento, desafortunadamente así se busquen lugares remotos para esconderse, su irá llegará, su juicio aparecerá y allí la muerte y el castigo vendrán.

En medio de la destrucción, no debemos perder la calma. El Dios soberano tiene poder sobre el universo y se pasea majestuoso sobre las nubes, observando a unos y a otros. Podemos vivir en la ciudad llena de maldad, pero Dios estará presente porque su misericordia no se hace esperar: “Pero allí, donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (Ro. 5:20). La ciudad de Nínive, es un claro ejemplo: conoció a Dios, e incluso llegó al arrepentimiento (Jon. 3:10), pero con el tiempo se olvidó de su Dios y volvió a la maldad.

La enseñanza es clara, no podemos volver al vómito como el perro porque dice Pedro: “Más les hubiera valido no conocer el camino de la justicia, que abandonarlo después de haber conocido el santo mandamiento que se les dio (2 Pe. 2:21-22). Aprendamos de las ciudades antiguas como Sodoma y Gomorra; como Nínive y otras tantas de las que nos habla la Biblia, porque Dios, es el Dios de la historia, donde paso a paso va llevando su mensaje con el fin de que todos lleguen al arrepentimiento y se conviertan de sus malos caminos. Démosle gracias al Señor por habernos alcanzado con su amor y que nuestra relación con Él sea fructífera, a pesar de encontrarnos en medio de un mundo caído y malévolo. Más bien, que esto nos incentive a llevar las Buenas nuevas de salvación a todo lugar y contar a otros de su gracia.


Te invito a mirar a Dios como el Padre misericordioso y bondadoso que es. Al Padre que no escatimó ni a su propio Hijo para darlo en redención de tus pecados. Al Señor que dividió la historia en dos: antes y después. Si oyes hoy su voz, no endurezcas el corazón (Heb. 3:15). Jesús, está llamando a la puerta de tu vida y es tu decisión dejarlo seguir o cerrarle la puerta. Si aceptas dejarlo entrar, te sugiero orarle así:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Toma el control del trono de mi vida, perdona mis pecados y hazme como quieres que yo sea. Gracias Señor por perdonarme y llevarme de tu mano por el camino de la salvación. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: