Llamados a bendecir

No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para eso fueron llamados, para heredar una bendición.

1 Pedro 3:9.

Lectura diaria: 1 Pedro 3:8-17. Versículo para destacar: 1 Pedro 3:9.

ENSEÑANZA

No siempre tenemos el dominio propio para aguantar peleas, insultos y malos tratos; la cosa no es tan fácil, máximo cuando muchas veces, ni siquiera somos culpables de la situación. Sin embargo, el Señor nos manda en todas esas circunstancias a bendecir.

Cuando bendecimos, estamos dejando que sea el Señor quien actúe a favor nuestro y que sea Él quien se encargue de corregir al agresor. Dice el versículo 8: “vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes”. No es tan fácil vivir en armonía así sea en un hogar, cuando hay tantos caracteres diferentes; pues va a estar el ego de cada persona presente y Satanás siempre querrá dividir.

Si queremos vivir en armonía los unos con los otros, tenemos que poner en juego la sabiduría para ser prudentes, tolerantes y misericordiosos. El discernimiento es básico en estos casos porque si en definitiva, vemos que con determinada persona no se puede, lo mejor es alejarnos de ella, pues el Señor nos llamó a buscar la paz y seguirla y no, a ser de pronto cómplices y alcahuetas; esto querría decir que aprobamos sus actuaciones y cargaríamos también con su culpa. En todo caso, pidámosle al Señor siempre la llenura del Espíritu Santo, para que sea Él quien nos guíe a toda verdad y podamos dar testimonio de Cristo, bendiciendo a pesar de recibir ofensas y críticas.

Si es tu deseo de aceptar a Cristo Jesús, como Señor y Salvador de tu vida, te invito a hacer la siguiente oración:

Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi corazón y te acepto como mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados; toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que quieres que yo sea. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.