miércoles, 3 de agosto de 2011

Necesitamos una dosis de fe

En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan.
Hebreos 11:6.


Lectura diaria: Hebreos 11:1-40. Versículo para destacar: Hebreos 11:6.


ENSEÑANZA


Es difícil querer acercarnos a Dios, si no se tiene fe. La fe viene a ser el motor que nos mueve. Dios y su Palabra son un hecho ineludible, pero si nosotros no accionamos ese motor con el combustible de la fe, no estamos en nada. Tenemos que tener la certeza que Dios existe y que así no lo veamos, al igual que actuó Moisés frente al Faraón y su ejército, siguió adelante como viendo al Invisible (v. 27), firme en su convicción con la mirada puesta en la recompensa.

A pesar de haber obedecido a Dios, todos los líderes y profetas del Antiguo Testamento, no vieron la promesa del Mesías prometido, pero todos actuaron bajo la premisa de la fe. Ahora que nosotros tenemos delante al Prometido, es indispensable que sigamos también firmes, con el mayor galardón obtenido como es la salvación. Era necesario “que ellos llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor” (v. 40). El Antiguo Testamento se mueve sobre la base de un Salvador y en el nuevo ya está ese Salvador que es el Señor Jesucristo; por consiguiente ya que estamos en el periodo de la gracia, aprovechémosla y cojámonos fuerte de la mano del Señor porque ese misterio ahora se nos ha revelado por medio del Espíritu Santo, haciéndonos herederos y miembros de un mismo Cuerpo y partícipes igualmente de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio (Ef. 2:5-6). Prendamos el motor y reconozcamos en el corazón que Dios existe y que recompensa a quienes le buscan.


Quizá estás leyendo este mensaje y te consideras ateo. Tu incredulidad, no permite ver las proezas y grandeza de Dios. Solo te pido que te des la oportunidad de comprobar su existencia; si no lo intentas ¿cómo vas a saber si es cierto? Deja que una minúscula semilla de fe vaya creciendo en ti y dile de corazón, una oración como ésta:


Dios, eres el Invisible que no puede captar mi vista ni mis pensamientos; sin embargo hoy quiero saber de tu existencia. La lectura dice que los ojos estaban anteriormente puestos en un Salvador y que ahora ese Salvador está aquí para hacerme copartícipe de un reino celestial. Señor Jesús, te pido que vengas a mí y me enseñes un nuevo modo de vida; te acepto como mi Señor y Salvador; perdona mis pecados y muéstrame lo que me tienes preparado contigo. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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