domingo, 19 de junio de 2011

Reconociendo el poder de Dios

Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros.
Efesios 3:20.

Lectura diaria: Efesios 3:14-21. Versículo para destacar: Efesios 3:20.


ENSEÑANZA


Creo que muchas veces no hablamos o no nos lanzamos a ser más directos testificando de Dios porque no alcanzamos a percibir el gran poder que Él puede desplegar ante quienes no le conocen, utilizándonos como su herramienta productiva. A pesar de ello, ¿en cuántas situaciones no hemos visto el respaldo de Dios cuando nos decidimos a obedecer, especialmente si se trata de llevar a otros a los píes de Cristo? Quizá si pensáramos en las almas perdidas y sintiéramos compasión por ellas, seríamos más eficientes. “Tengan compasión de los que dudan; a otros, sálvenlos arrebatándolos del fuego. Compadézcanse de los demás” (Jud. 22-23).
En otras ocasiones, nuestro corazón es lesionado brutalmente de la manera menos esperada y parece como si todo se tornara oscuro y la esperanza de lo que soñamos se desvanece paulatinamente, dando paso a la tristeza y al dolor. Tal vez por la herida causada por un hijo rebelde, un esposo incomprensible, un familiar entrometido o simplemente, por el(la) amigo(a) más querido(a). Es posible por una parte, ¿Qué Dios sane ese corazón partido? Y de otro lado, ¿su poder es tal, que al final la victoria será nuestra? Simplemente ante situaciones como estas o similares, tiene que entrar a funcionar el poder de la oración obrando eficazmente, permitiéndonos reconocer al Dios todopoderoso que habita en nosotros

¡Hoy es el día del padre y tengo tanto por quienes orar! Mi padre en primer lugar, allá pasando tal vez su últimos días en un hospital; mis hijos que todavía no entienden ni conocen lo que significa ser padres y mi esposo que me abruma con su nobleza y prudencia ante lo adverso. Todos ellos sin contar a mis hermanos, primos y sobrinos. ¡Por todos elevo mi oración Señor! Porque sé que solamente tú puedes hacer maravillas; más de lo que pueda imaginarme, de tal manera que me asombrarás con tu poder y misericordia.

Te invito a que conozcas a Aquel de quien habla el versículo del día: Jesús de Nazaret. Solo Él y únicamente Él puede transformar vidas de tal modo que veas su poder traspasando barreras y demostrando su gloria a través tuyo. Te sugiero que le ores así:

Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados; toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonar mis pecados y darme todo el poder de tu Espíritu para disfrutar de la obra maravillosa que me tienes preparada. Amén.

Un abrazo y bendiciones.

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