jueves, 2 de junio de 2011

No despreciar la salvación

Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano.
2 Corintios 6:1.


Lectura diaria: 2 Corintios 5:1-6:2. Versículo para destacar: 2 Corintios 6:1.


ENSEÑANZA


Es bien claro que después de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo, comenzó el periodo de la gracia y estará hasta cuando el Señor retorne nuevamente a la tierra en su segunda venida. Todos nosotros pues, estamos viviendo dicho tiempo. ¡Gracias a Dios por ello! Somos salvos por la gracia de Dios, nos mira misericordiosamente como pecadores y nos otorga esa dádiva que no merecíamos (Ro. 5:8). Muchas veces no se entiende esta gracia porque nos creemos infalibles y por ende justos. La Biblia nos enseña que todo hombre es pecador y por consiguiente está privado de la gloria de Dios (Ro. 3:23). Cuando recibimos a Cristo Jesús en nuestra vida, restauramos la relación con el Padre y andamos por gracia.

La gracia es el tiempo donde podemos nuevamente reconciliarnos con Dios, sin estar atados a la ley del Antiguo Testamento; claro, debemos acatarla porque eso nos traerá bienestar y como toda ley, si no se cumple, se tendrá que asumir las consecuencias. Sin embargo, nosotros, los que ya hemos aceptado la gracia a través de Jesucristo (Ef. 2:8) somos justificados por la bendita sangre de Él derramada en la cruz. No por esto debemos sentarnos sobre laureles, más bien, procurar hacer el bien en todo porque también tendremos que dar cuenta de nuestros actos ante el tribunal de Cristo (5:10). Concluyo parafraseando lo que dice Pablo: ¡Tengamos muy en alto ese regalo de la salvación! Fuimos comprados por precio y no cualquier precio, a precio de sangre derramada en la cruz.


Para ti que no reconoces todavía a Jesús, es el tiempo propicio de Dios para ti (6:2), no dejes pasar inadvertido este mensaje. ¿Deseas aceptar ese regalo de reconciliación con Dios? Si es así te puedo guiar con la siguiente oración:


Señor Jesucristo: A pesar de escuchar siempre sobre ti, nunca había entendido lo que viniste a pagar por mí y menos, que estaba en el periodo de la gracia. Hoy decido aceptarte como mi único y suficiente Señor y Salvador de mi vida. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Jesús por hacerlo y por enseñarme a vivir de acuerdo a tu santa voluntad. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: