viernes, 24 de junio de 2011

Imitadores de Cristo

La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús.
Filipenses 2:5.


Lectura diaria: Filipenses 2:1-11. Versículo para destacar: Filipenses 2:5.


ENSEÑANZA


El Señor Jesucristo siendo Dios, no se consideró como tal, sino que se hizo siervo, Él vino a servir. El propósito de Dios con nosotros es que también nos constituyamos en sus siervos y en siervos de los demás “el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mt. 20:27-28). La prepotencia, el orgullo, la vanidad, la avaricia, son defectos que el cristiano debe alejar de su vida si quiere ser imitador de Jesús. Cada persona en su propio rol, tiene una misión que cumplir siendo testimonio verdadero ante la sociedad, aportando junto con su profesión el significado de ser nueva vida en Cristo Jesús. Dice la Biblia que fuimos creados para buenas obras, las cuales Dios dispuso con anterioridad para que las pongamos en práctica (Ef. 2:10). Podemos servir a otros, sin dejar de realizar lo que nos corresponde. Cada cristiano en su trabajo no solamente debe ser luz sino convertirse en siervo para que por su testimonio muchos lleguen a los píes del Señor.

Tener la actitud de Cristo, es tener su mismo sentir: su mismo parecer, su mismo amor sin egoísmo o vanidad, anteponiendo la humildad siempre, velando no solo por lo nuestro sino también por lo de los demás. Concluyendo, para ser imitadores de Cristo, hay dos cosas que no podemos olvidar: humildad y obediencia (v. 8), pongámoslas en práctica para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor (vv. 10 y 11).


Humildemente te pido que mires tu vida. Muy seguramente encuentres en ella un vacío que solamente Jesús puede llenar. A Él no le importó ser Dios; le importó dar su vida por ti para que tú fueras restituido ante Dios. Lo único que te pide en este momento es que le tengas en cuenta aceptando lo que hizo por ti en la cruz del Calvario. ¿Deseas aceptarle como tu Redentor personal? Te puedo guiar con una corta oración como esta:


Amado Jesús: Gracias por venir a morir por mí. Confieso que soy pecador y creo que tu bendita sangre me limpia de todos mis pecados. Mi pasado no existe más porque tú haces de mí una nueva persona. Toma el control de mi vida, te acepto como mi Señor y Salvador. Gracias porque me enseñarás a vivir de una manera diferente, imitando tu obediencia y humildad. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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