miércoles, 15 de junio de 2011

Las ovejas sin pastor

Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño.

Ezequiel 34:11.


Lectura diaria: Ezequiel 34:1-31. Versículo para memorizar: Ezequiel 34:11.


ENSEÑANZA


Si hay un capítulo de la Biblia donde Dios le habla fuerte a los pastores, es aquí. La misión encomendada a ellos ha sido tergiversada en muchas iglesias, y ya no importa en sí la oveja descarriada, maltratada, débil o enferma (v. 4); hay otros intereses por encima que priman más sobre el verdadero cometido del pastoreo. “Ustedes se beben la leche, se visten con la lana, y matan las ovejas más gordas, pero no cuidan del rebaño” (v. 3). ¡Qué tristeza! Es el fiel reflejo de lo que sucede actualmente. Las mega-iglesias se preocupan más en la cantidad que en la calidad y los pastores ya no tienen tiempo para dedicarle a sus feligreses; ellos son arriba en un pedestal y la congregación abajo como tele-espectadores de tercera categoría. Por eso vemos un cristianismo bajo en los principios que se deben seguir y que tienen que ser los que verdaderamente irradien un nuevo estilo de vida personal y permita que otras ovejas lleguen a los píes del Señor. Pero Dios no se queda con nada guardado sea malo o bueno y por eso dice: “Yo estoy en contra de mis pastores. Les pediré cuentas de mi rebaño” (v. 10). “¿Acaso los pastores no deben cuidar al rebaño?” (v. 2b). ¡Terrible cuestionamiento!

Lo hermoso para el creyente, para esa ovejita errante que no encuentra su rumbo es que a pesar de nadie preocuparse por ella, es el mismo Señor quien vendrá en su rescate y la volverá a reunir dándole un buen lugar de pastoreo y alimentándola con los mejores pastos “Yo mismo apacentaré a mi rebaño, y lo llevaré a descansar”; “y afirmo también que yo soy su Dios y que ustedes son mis ovejas, las ovejas de mi prado (vv. 15 y 31). Y si somos sus ovejas estamos en su mano y nadie podrá arrebatarlas de allí (Jn. 10:28). Simplemente reflexionemos sobre el tema y que el Señor permita que jamás lleguemos a ser piedra de tropiezo para nadie.


Jesús es el buen Pastor; Él desea que tú entres a formar parte de su redil, del verdadero redil que Él tiene dispuesto para ti. Si estás interesado en integrar su aprisco, te sugiero que hables con Él de la siguiente manera:


Amado Jesús: Yo te necesito. Confieso que soy pecador y hoy decido abrir la puerta de mi vida para que seas mi Pastor personal. Te acepto como mi Señor y Salvador y te pido que vengas a mí, perdones mis pecados y me conduzcas con tu vara y tu cayado por verdes prados donde yo pueda descansar verdaderamente. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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