jueves, 23 de junio de 2011

La obra será concluída

Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
Filipenses 1:6.


Lectura diaria: Filipenses 1:3-11. Versículo para destacar: Filipenses 1:6.


ENSEÑANZA


¡Cuánto podemos desanimarnos por nosotros mismos o por los demás! Ante las vicisitudes de la vida, creemos que el Señor se ha alejado o nos ha abandonado. Nos sentimos solos y cansados; quizá queriendo tirar la toalla y sin ánimo de continuar. Tenemos que tener mucho cuidado, porque todo ese desgano lo está produciendo el enemigo, quien desea que no continuemos.

Pablo nos dice en el versículo de estudio: “Estoy convencido”. Él tenía la certeza y nos la transmite a todos los creyentes, no importa las tormentas que se tengan que pasar; hay que buscar el rostro del Señor continuamente empapándonos de su conocimiento y con discernimiento de espíritu saber qué es lo que nos conviene, sin perder el horizonte, sabiendo que Cristo nos llevará hasta la culminación de la obra que empezó en cada uno de nosotros porque Él es fiel y la completará pase lo que pase.

Cuando nacemos de nuevo en Cristo Jesús, nos entregamos a Él, reconocemos nuestros pecados y le decimos que tome el control de nuestra vida. Jesús lo va cumpliendo y canalizando, cueste lo que cueste. El Espíritu Santo nos va convenciendo cada día más y por Él entendemos su perfecta voluntad. Así que sin desfallecer por nosotros o por lo que vemos en los demás, continuemos porque al final en el día de Cristo Jesús, nos presentaremos ante Él como el edificio completamente terminado, para la gloria de Dios.


Querido amigo(a): Jesús quiere que todos lleguen al arrepentimiento y tú no eres la exclusión. Está tocando a la puerta de tu vida, y de ti depende si lo dejas seguir o lo frenas. Si tu decisión es aceptar su invitación, te puedo guiar con una oración como esta:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Confieso que soy pecador y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Toma el control de ella y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por venir a morar conmigo, por perdonarme y limpiarme, y por darme todo el poder de tu Santo Espíritu. Gracias porque sé que terminarás la obra que hoy empiezas. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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