miércoles, 4 de mayo de 2011

Seguridad de salvación

SEGURIDAD DE SALVACIÓN

“Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús”. Romanos 8:1.

Lectura diaria: Romanos 8:1-39. Versículo para memorizar: Romanos 8:1.

ENSEÑANZA

¡Qué alegría tener la certeza y el gozo de la salvación! Gracias a Dios por ello. A pesar de enfrentarnos a diferentes luchas y conflictos por causa de la carne que mora en nosotros, Dios ya nos justificó por medio del Señor Jesucristo. La naturaleza pecaminosa que habita en cada uno seguirá presente hasta el día en que seamos completos, cuando la obra se termine. ¡Gloria al Señor! Él será fiel en completarla y no nos dejará a medias. Su esencia es perfecta e inmutable y de igual modo desea que sus hijos lleguen a serlo. Pasaremos por pruebas en medio de desiertos, de anegaciones, de tempestades y de borrascas; nos confundimos y ni siquiera sabemos qué pedir ni cómo. Entonces viene el Espíritu Santo es nuestra ayuda y clama a Dios por nosotros con “gemidos que no pueden expresarse con palabras” (v. 26). No entendemos quizá en el momento pero el versículo 28 dice que todo esto nos ayuda para bien. Agrega el apóstol Pablo lo siguiente: “¿Qué diremos frente a esto?”. Que nadie absolutamente nadie ni nada podrá apartarnos de su amor; si el Señor está de nuestro lado, nadie puede estar en contra nuestra. ¿Quién nos acusará o condenará? Dios Padre ya nos justificó a través de Jesús que murió y resucitó y está a la derecha del Padre intercediendo por los suyos (vv. 31-34). “Somos más que vencedores por medio de aquel que no amó” (v. 37), y para que no nos quede la menor duda, miremos lo que continúa diciendo la Palabra de Dios: “Pues estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (vv. 38-39). “Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida” (1 Jn. 5:11-12).

No podemos dejarnos acusar por Satanás quien es el acusador por excelencia; al fin de cuentas ese es su trabajo. La seguridad de salvación es básica para el creyente; está dada por Dios y tenemos que aferrarnos a ella en todo momento, dándole gracias a Dios por habernos mirado con tanta misericordia y amor. Si no tienes a Jesús en tu vida te sugiero que no le des más largas a tu decisión. Cristo está llamándote. ¡Déjale entrar! Podemos orar si lo deseas:

Señor Jesucristo: yo te necesito, te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Jesús por venir a morar conmigo, por perdonarme y darme la vida eterna junto con todo el poder de tu Santo Espíritu, amén.

Un abrazo y bendiciones,

Dora C.

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