sábado, 21 de mayo de 2011

No hay que desanimarse, Él cumplirá su propósito

El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos!
Salmo 138:8.


Lectura diaria: Salmo 138:1-8. Versículo para destacar: Salmo 138:8.


ENSEÑANZA


No importa por cuántas aflicciones y tropiezos tengamos que pasar; Somos desobedientes y rebeldes, tal vez igual o más que el pueblo de Israel, sin embargo nuestro Dios es tan misericordioso y leal que no cambiará de parecer y cumplirá lo prometido. “Pueblo rebelde, mientras ustedes tengan vida, yo cumpliré mi palabra. Lo afirma el Señor omnipotente”; “Mis palabras se cumplirán sin retraso; yo cumpliré con lo que digo. Lo afirma el Señor omnipotente” (Ez. 12:25 y 28).

El hecho es que cuando recibimos al Señor Jesús en nuestras vidas, Él prometió hacer una nueva obra y la irá perfeccionando hasta el fin (Fil.1:6). La naturaleza pecaminosa aún queda haciendo estragos y no dejándonos conducir como el Señor nos lo manda; vienen los problemas y unos tras otros de pronto van haciendo huella y puede llegar el desánimo, pero la fidelidad de Dios nunca se agota y su gran amor es maravilloso, se extiende de lado a lado y solo ve la sangre de Jesús derramada en el nuevo creyente justificándolo. El Salmo del día nos habla que el Señor nos responde cuándo le llamamos, dándonos nuevas fuerzas y ánimo para seguir adelante (v. 3), porque a pesar de las vicisitudes que se presenten a diario, Él cumplirá su propósito en cada uno.

Como David, debemos alabarle y exaltarle por su grandeza, porque su Nombre y su Palabra están por encima de todas las cosas; porque podemos vivir confiados en que cumplirá su propósito en nosotros.


Solo me queda estimularte a que busques a Jesús, el único que pagó con su sangre por ti, para que pudieras encontrar el camino derecho hacia el Padre Celestial. Te invito a orar así:


Señor Jesucristo: Te necesito y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Confieso que soy pecador y te pido perdón por ello. Toma el control del trono de mi vida y cumple en mí el propósito que tienes. Gracias Señor por venir a morar conmigo y perdonarme. Gracias porque terminarás la obra que comienzas a mi lado. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.


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