lunes, 30 de mayo de 2011

El obedecer da vida

Con este propósito les escribí: para ver si pasan la prueba de la obediencia.
2 Corintios 2:9.


Lectura diaria: 2 Corintios 2:5-17. Versículo para destacar: 2 Corintios 2:9.


ENSEÑANZA


La completa obediencia es la que Dios nos exige precisamente para obtener calidad de vida. Cuando desobedecemos nos estamos acarreando nuestro propio mal. La ley fue dada al pueblo de Israel con ese propósito “Les di mis decretos, y les hice conocer mis leyes, que son vida para quienes los obedecen” (Ez. 20:11), y los creyentes en Cristo debemos practicarlos porque redundarán en beneficio. El Señor Jesús vino a darnos vida y vida en abundancia (Jn. 10:10). Una vida nueva que causará un propósito firme hacia Él. Desafortunadamente, el pecado que mora en la humanidad no permite gozar esa vida y más bien pareciera que cada día el hombre tratara de alejarse más de su Creador. Es tan difícil obedecer que ese fue el pecado que nos separó completamente de Dios, cuando Adán y Eva pecaron en el paraíso; podían comer del fruto de todos los árboles, menos del árbol que estaba en medio del jardín que era el árbol del conocimiento del bien y del mal, ese era el mandato que debían cumplir (Gé. 2:16-17), desobedecieron y entonces entró el pecado al mundo. Es mi apreciación personal que si no hubiesen pecado, el hombre tendría vida eterna desde el comienzo de la creación, pero por causa del pecado, Dios tuvo que poner querubines para custodiar el árbol de la vida (Gé. 3:24).

Bueno, pero el caso es que se pecó y todos llevamos ese signo. Dios en su infinito amor y misericordia nos prometió un Redentor, su propio Hijo quien vino a la tierra hace dos mil años y por Él podemos acceder a la vida eterna. Solamente a través de Jesucristo podemos llegar al Padre y por lo que Él hizo por nosotros, acatar sus órdenes y mandatos que nos darán la verdadera vida. Ya no estamos bajo la ley, estamos en el período de la gracia, hay un nuevo pacto; nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con el Señor para destruir el pecado, por consiguiente estamos comprometidos con la ley de Cristo (1 Co. 9:21). La obediencia verdadera va arraigada a la fe (He. 11:8). Si nos cuesta trabajo obedecer pidámosle ayuda al Espíritu Santo quien nos dotará de todo su fruto y nos concederá el dominio propio para afrontarla, de esta manera gozaremos de una vida plena.


Jesús es el único camino que tenemos para alcanzar la salvación. Él murió en nuestro lugar y vino a rescatarnos de las garras del infierno; se hizo obediente en todo mediante el sufrimiento y consumada su perfección, es el autor de la salvación para todos los que le obedecen (He. 5:8-9). Mi pregunta es: ¿Deseas conocerle para que te enseñe la ruta de la obediencia? Si es así, te invito a orar de la siguiente manera:


Amado Jesús, yo te necesito. Te abro la puerta de mi corazón para que seas mi Señor y Salvador. Toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias por perdonar mis pecados y llevarme contigo hacia la vida eterna. Enséñame tu Palabra para que aprenda a obedecerte y hacer tu voluntad, gozando de la vida abundante que me prometiste. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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