lunes, 9 de mayo de 2011

Respetar las autoridades

Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él.
Romanos 13:1.


Lectura diaria: Romanos 13:1-7. Versículo para memorizar: Romanos 13:1.


ENSEÑANZA


A Dios no se le quedó ningún punto por fuera. Nos manda sujetarnos a las autoridades, porque todas son impuestas por Él. En los tiempos actuales sí que es difícil respetarlas; los valores se han perdido al punto que poco o nada nos interesa el presidente, gobernadores, alcaldes y demás autoridades públicas (aparte, que tenemos la obligación de orar por ellas). Es que en definitiva los niños y jóvenes desde pequeños tienen un halo de independencia y altivez que consideran, nadie debe inmiscuirse en sus vidas. A esto nos ha llevado la falta de cultura y urbanidad que antes se recibía en los colegios y escuelas, y entre los valores perdidos está el respeto a las autoridades y mayores en dignidad, edad y gobierno como nos lo enseñaban antiguamente.

Toda autoridad es impuesta por Dios así no lo entendamos. Dios es el que en últimas permite que se siente en el trono para gobernar fulanito o perencejo. Nosotros, simplemente debemos comportarnos como nos lo manda la ley para ahorrarnos problemas con la justicia. Si la autoridad abusa de su gestión, tendrá que darle cuenta a Dios por no ejercerla como debe ser (He. 13:17).

Debemos aprender que o quiénes se constituyen en autoridad. Por ejemplo un semáforo es una autoridad, una bahía también lo es; el aviso de “pare” igualmente. No necesitamos que la autoridad esté presente en persona para saber que nos corresponde obedecer. ¿Cuántos accidentes se evitarían si tuviéramos claro este principio? Muy seguramente muchos. He aprendido que hay otra forma de obedecer la autoridad y es entregando al erario público lo que le corresponde. “¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues está al servicio de Dios para tu bien” (vv. 3-4). Dios quiere que sus hijos den ejemplo siguiendo las instrucciones dadas y que no debamos a nadie nada: “Paguen a cada uno lo que le corresponde: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones paguen las contribuciones; al que deban respeto muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndale honor” (v. 7). Aprendamos a comportarnos como verdaderos discípulos del Señor para lograr ser los ciudadanos que nuestra patria necesita. El buen cristiano, es buen ciudadano.


Si aún no tienes a Cristo en tu vida, te invito a seguirle con una pequeña oración que puedes hacer. Te sugiero la siguiente:

Señor Jesucristo: yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te pido que vengas a mí para hacerme la persona que deseas que yo sea. Toma el control de mi vida y perdona mis pecados. Te acepto como mi Señor y Salvador personal. Gracias Jesús por venir a morar conmigo y perdonarme. Gracias por enseñarme a respetar a las autoridades independientemente de lo que ellas hagan o dejen de hacer. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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