domingo, 1 de mayo de 2011

De la muerte por la transgresión a la vida por la gracia

Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos!
Romanos 5:15.


Lectura diaria: Romanos 5:12-21. Versículo para memorizar: Romanos 5:15.


ENSEÑANZA


El pecado entró al mundo por un hombre y por causa de éste, la muerte. También la gracia vino para todos por medio de otro hombre: Jesucristo y por causa de la gracia, la vida y vida eterna. El hombre fue creado para que tuviera una relación perfecta con Dios pero debido a su desobediencia en el Paraíso, Adán pecó; escogió su propio camino y la relación con Dios se interrumpió. Sin embargo, Dios desde ese mismo momento prometió un Redentor y no dudó en mandar a su Hijo al mundo: Jesucristo hecho hombre, para que todo aquel que en Él crea no se pierda sino que tenga vida (Jn. 3:16). Así es. Cristo murió en nuestro lugar (Ro. 5:8), resucitó (1 Co. 15:3-6), y es el único camino que existe para llegar al Padre (Jn. 14:6).

No podemos quedarnos solamente con conocer estar verdades; hay algo más que tenemos que hacer con una actitud sincera y decidida: aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador de la vida. Hay que abrirle el corazón a Él y recibirle (Jn. 1:12) mediante una invitación personal (Ap. 3:30). Lo recibimos por fe, tal como dice Efesios 2:8-9; por gracia, por el don otorgado por Dios, por el regalo que nos da sin merecerlo. Ahí está el detalle: es tan simple, como lo es solamente hacer una oración sincera a Jesucristo y sin embargo, tan difícil de entenderlo el hombre, que pospone cada vez más su entrega.

El Señor está a la puerta de tu vida llamando, es tu decisión dejarlo entrar o cerrarle la puerta. Si lo dejas entrar, tendrás vida para siempre; si lo rechazas, estás diciéndole que poco te importa lo que hizo por ti en el Calvario y lo que te espera es el justo juicio de Dios. No te puedes guiar solamente por una experiencia emocional, tienes que ser consciente en que te vuelves a Dios arrepentido y confiado en que Cristo viene a tu vida, te perdona todos tus pecados y hace de ti la persona que Él quiere que seas. Para recibirle puedes hablar con Dios en este momento a través de una corta oración, te puedo sugerir la siguiente:

Señor Jesucristo: Te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados; toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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