viernes, 6 de mayo de 2011

Esto es lo anunciado

Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
Romanos 10:8c-9.


Lectura diaria: Romanos 10:8-15. Versículos para memorizar: Romanos 10:8c-9.


ENSEÑANZA


Muy seguramente muchos habrán confesado con su boca a Jesús y entienden que se necesita la salvación, sin embargo, no es solamente esto: hay que creer con el corazón que Jesús resucitó y de esta manera nos justificó. En el versículo siguiente lo confirma: “Porque con el corazón se cree para ser justificado y con la boca se confiesa para salvación” (v. 9). ¿Qué es lo que hay que creer? La palabra de fe que se predica. Iniciando la lectura del día se nos dice que la palabra está cerca; quizá has escuchado sobre lo mismo, incalculables veces. “la tienes en la boca y en el corazón” (v. 8a-b), pero hay que dar el paso de fe porque conocerla no basta para ser salvos. No se debe dudar de Jesús ni de lo que Él hizo por la humanidad. Su tumba está vacía porque el Señor resucitó; no se puede decir lo mismo acerca de algún otro líder religioso o político, nos guste o no, solamente en Jesús tenemos salvación, “De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos” (Hch. 4:12).

Dice la Biblia que es hermoso recibir al mensajero que trae buenas nuevas (Is. 52:7) y aquí Pablo nos lo recuerda (v. 15). Esta es la noticia que tengo para ti. Si la consideras importante no solo te invito a que la aceptes tú, sino que también se la compartas a otros a través de la siguiente oración:

Señor Jesucristo, hoy confieso con mi boca y creo en mi corazón que eres el Hijo de Dios y que viniste al mundo a pagar por mis pecados. Confieso que padeciste y moriste en una cruz y que fuiste levantado de entre los muertos para que yo también resucitara contigo. Te entrego mi vida y te acepto como mi único Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por venir a morar conmigo, perdonar mis transgresiones y darme la salvación. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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