domingo, 8 de mayo de 2011

En homenaje a las madres

Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.
Romanos 12:12.


Lectura diaria: Romanos 12:9-20. Versículo para memorizar: Romanos 12:12.


ENSEÑANZA


Dicen que el amor de madre es el más parecido al amor de Dios. En el corazón de una madre se albergan los más nobles sentimientos y para ella no hay hijo malo; todos son exactamente lo mismo. Lo que sucede es que ellos no son todos iguales, los dedos de la mano tampoco lo son y no podemos esperar que todos se comporten de la misma manera.

Quise hacer una alusión a lo que es el amor de madre tomando como base el amor del que nos habla el capítulo 12 de la carta a los Romanos. La madre debe amar sinceramente con amor fraternal respetando y honrando a cada uno de los miembros del hogar. Siempre debe ser diligente y servir al Señor con fervor; alegrándose en la esperanza, mostrando paciencia en el sufrimiento y algo que nunca debe olvidar, perseverando en la oración. La madre piadosa practica la hospitalidad y el legado que deja a sus hijos debe ser de armonía, paz, misericordia y amor; no devolviendo mal por mal ni tomando venganza por su cuenta. Definitivamente el amor de madre se parece al de Dios porque es un amor que se da sin esperar nada a cambio.

Gracias a Dios por nuestros hijos porque con ellos no solamente aprendemos a ser pacientes y misericordiosos sino que también aprendemos de sus virtudes y defectos.

Gracias Señor por mis hijos. Gracias por las lecciones aprendidas de ellos. Enséñame a ser la madre que esperan de mí y no la que yo quiero ser. También te pido por todas las madres que están leyendo este devocional. Bendice sus vidas y su abnegada labor en el hogar.


Dios tiene disponible para ti un amor inagotable a través de Jesús. Si deseas encontrarlo te invito a hacer la siguiente oración:

Amado Jesús: Confieso que soy pecador y te necesito. Acepto que vengas a mi vida y hagas de mí la persona que quieres que yo sea. Te recibo como mi Señor y Salvador; perdona mis pecados y toma el control del trono de mi vida. Gracias Jesús por hacerlo y por darme el amor verdadero que necesito para vivir. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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