Vengan, pongamos las cosas en claro –dice el Señor–. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!.Isaías 1:18.
Lectura diaria: Isaías 1:11-20. Versículo para memorizar: Isaías 1:18.
REFLEXIÓN
Tal como Dios dijo al pueblo de Judá, también lo dice en estos días: “¿De qué me sirven sus muchos sacrificios?” (v. 11). “¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal! ¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y reprendan al opresor! ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!” (vv. 16-17).
No importa lo que hayamos hecho ni hasta dónde haya llegado nuestro pecado. Así fueren rojos como el carmesí, se convertirán en blancos copos de nieve. Hay alguien listo y misericordioso para tendernos la mano y restaurarnos para su reino y éste es Jesús de Nazaret quien vino a pagar con su sangre el precio del pecado y permitirnos la reconciliación con Dios. Dios quiere que hoy volteemos los ojos a Él y con arrepentimiento genuino empecemos una nueva vida al lado de su Hijo.
¿Te ha tocado este mensaje? Es el mismo Señor quien te dice: ¡No peleemos más! ¡Pongámonos de acuerdo! ¡Hablemos! Si lo deseas podemos hablar; orar es hablar con Dios. Te puedo guiar con una corta oración.
ORACIÓN
Señor Jesucristo: Hoy quiero ponerme de acuerdo contigo. No me considero digno(a) de venir a ti, tú me conoces más que nadie y no puedo ocultarte mi maldad. Te pido con mi corazón arrepentido que tomes mi vida y me limpies de todo pecado. Hazme una nueva persona y enséñame a andar contigo. Gracias por escucharme y limpiarme de tal manera que me convierta en blanca lana. En tu nombre Jesús, amén.
Un abrazo y bendiciones.
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