jueves, 13 de enero de 2011

El Sembrador

Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado.
Mateo 13:8.


Lectura diaria: Mateo 13:1-23. Versículo para memorizar: Mateo 13:8.


ENSEÑANZA


El Señor Jesús se dirigía a las multitudes en parábolas para que lograran absorber el mensaje. Al igual que lo hace un profesor con sus chiquillos, dándoles ejemplos diversos porque son niños y no pueden captar la profundidad de la enseñanza, el gran Maestro, con el amor propio de Él se dirigía a esa gente, tal vez viéndolos como niños espirituales que no podían digerir el alimento completo y queriendo hacerles entender y llevarles el mensaje del reino de los cielos, usaba las parábolas para llegar hasta ellos.

Es muy clara la narración: El sembrador sale a sembrar y como en todo terreno, unas semillas cayeron junto al camino; otras en terreno árido y otra parte cayó entre espinos. Sin embargo, hubo unas que cayeron en buen terreno donde dieron grandiosos frutos. La explicación la da el mismo Señor: la semilla del camino significa cuando se oye la Palabra del reino pero la persona no la entiende; entonces el maligno que está listo, viene y la arrebata de su corazón. La que cae en terreno árido es aquel que la oye y la recibe con alegría, pero pronto se le olvida porque no tiene raíz; así que su permanencia es corta. La semilla que cae entre espinos es la que es bien recibida, pero pronto las preocupaciones y atracciones del mundo la desvían y la ahogan. Hay una buena semilla, la que cae en el terreno perfecto. Ésta es la que da fruto incluso al ciento por uno y es la persona que está dispuesta a escuchar lo que dice Dios y su Palabra y la acata con humildad y perseverancia.

A nosotros nos debe preocupar sembrar, sembrar y sembrar. Quizá no seremos los que cosechemos, pero puede que más tarde lo sembrado de frutos provechosos. Tal vez lleguen nuevos vientos, la trasladen a otros campos y caiga en terreno propicio para la siega.

Jesús está hoy regando la semilla en el corazón de tu vida. Tú que lees este devocional, puedes permitir que el Señor la siembre de tal manera que empieces a entenderla y vayas creciendo hasta dar los frutos esperados. Este pasaje es para ti. ¿Deseas convertirte en un hermoso campo para el Dios de los cielos? Es muy fácil, solo tienes que permitir a Jesús dirigir tu vida. Te sugiero la siguiente oración:


Señor Jesucristo: Tú eres el sembrador por excelencia y has puesto en mí la semilla de tu reino. Deseo consentir que riegues toda mi vida y la vayas cultivando día a día para ti. Entra en mi vida, perdona mis pecados y permite que mi cosecha sea abundante para la gloria tuya. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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