miércoles, 26 de enero de 2011

Palabras vanas

PALABRAS VANAS

“Aunque tenga que morir contigo –insistió Pedro–, jamás te negaré. Y los demás discípulos dijeron lo mismo”. Mateo26:35.

Lectura diaria: Mateo 26: 31-35 y 69-75.

ENSEÑANZA

Pedro eufóricamente se dejó llevar por sus sentimientos y prometió lo que no iba a cumplir. No solamente Pedro dijo seguirlo incluso hasta la muerte, los demás discípulos también lo hicieron. Hablamos muy despreocupadamente sin saber muchas veces lo que ofrecemos o prometemos. Eclesiastés nos dice que no nos apresuremos a decir palabra alguna ante Dios (Ecl. 5:2), y no es solamente para Dios, es para con todos de igual forma. Debemos pensar antes de hablar y no hablar para luego arrepentirnos de lo dicho.

La vida cristiana exige irnos perfeccionando poco a poco de tal manera que nuestra integridad sea un baluarte en la vida de cada uno. No voy a decir que nadie peca con palabras vanas, creo que sería una mentira. En algún momento de nuestra vida dijimos lo que no cumplimos. Gracias a Dios, que así como Pedro también tuvo una restitución frente al problema: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?... (Jn. 15-17), el Señor ministra en nosotros cada día y nos va renovando de acuerdo a su santa voluntad.

Como enseñanza, aprendamos a pronunciar lo que en verdad salga de nuestro corazón. La relación con el Señor debe ser sincera y sin preámbulos. El Señor restituyó a Pedro con amor; tocó directamente sus fibras más débiles sin reprocharle absolutamente nada de su negación. Cada vez que nos acerquemos al Señor hagámoslo humildemente y guiados de verdad por el amor que le profesamos para no caer en banalidades, de esta manera vamos a acostumbrarnos a hablar con sensatez y no a la ligera; y hagámoslo no exclusivamente con Dios sino con todos los demás.

ORACIÓN

Amado Jesús, deseo aprender de ti para conducirme sinceramente en la vida e instruirme en mi modo de hablar de tal manera que no diga sandeces. Te abro la puerta de mi corazón y te recibo como mi Señor y Salvador. Entra en mí, perdona mis pecados y hazme de acuerdo a tu voluntad. Gracias Señor porque puedo confiar en ti y saber que me das una nueva vida. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones,

Dora C.

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