domingo, 2 de enero de 2011

Tu eres mi hijo. ¡Pídeme!

Yo proclamaré el decreto del Señor: “Tú eres mi hijo”, me ha dicho; hoy mismo te he engendrado. Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; tuyos serán los confines de la tierra.
Salmo 2:7-8.


Lectura diaria: Salmo 2:1-12. Versículos para memorizar: Salmo 2:7-8.


ENSEÑANZA


Solo basta con querer ser hijos de Dios para empezar a gozar de los privilegios que esa relación implica. El mismo Señor dice: Pídeme. Hay que aprender a pedirle a Dios lo que como hijos necesitamos, de la misma manera que lo hace un niño ante su padre. Cuando nacemos de nuevo, somos pequeñas creaturas en el conocimiento del evangelio y nos toca ir poco a poco comiendo alimento blando hasta que podamos digerir la comida completa: “les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden todavía, pues aún son inmaduros” (1 Co. 3:2-3). Poco a poco vamos, hasta alcanzar “la plena estatura de Cristo”, “llegando a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios” (Ef. 4:13). “Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios”, y a la vez “coherederos con Cristo” (Ro. 8:17).

Dice el versículo del día: “Hoy mismo te he engendrado”. Permítele hoy a Dios rescatarte como hijo suyo, para que se cumplan en ti todas estas lindas promesas que Él como buen Padre te tiene guardadas. La Biblia dice en Juan 1:10 que “
Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”. Es el momento para que le digas a Dios: “Quiero ser tu hijo, te pido ese derecho”. Podemos orar si es tu deseo.


ORACIÓN


Amado Dios: He perdido muchas bendiciones tuyas por rehusarme a ser tu hijo. Engéndrame por favor hoy como hijo tuyo a través de tu Hijo Jesús. Señor Jesús, te entrego mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados y venir a morir por mí. Gracias Padre por hacerme tu hijo y permitirme ser tu heredero. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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