martes, 25 de enero de 2011

A pesar de...

Porque tú has sido, en su angustia, un baluarte para el desvalido, un refugio para el necesitado. Un resguardo contra la tormenta, una sombra contra el calor.
Isaías 25:4.


Lectura diaria: Isaías 25:1-8. Versículo para memorizar: Isaías 25:4.


ENSEÑANZA


Muchas veces sucede que aunque queramos hacer todo bien, el resultado no es el esperado. Nos encontramos con tropiezos y tropiezos que de algún modo nos hacen caer y es cuando podemos percibir “un resguardo contra la tormenta”. Señor ¿Qué hice mal? ¿En qué fallé? Seguramente es el Señor mismo quien se encargará de mostrarnos las fallas porque al fin de cuentas es Él quien nos justifica y quien intercede por nosotros a la derecha del Padre (Ro. 8:33-34).

Desafortunadamente vivimos una época en donde a lo bueno se le llama malo y a lo malo bueno y es ahí donde como cristianos debemos buscar siempre el rostro del Señor y vivir de acuerdo a lo que enseña Dios y su Palabra y no lo que dice el mundo y sus sicólogos. En últimas, la protección está dada por la integridad y rectitud cuando ponemos la esperanza en el Señor (Sal. 25:21) y Él no nos dejará avergonzados (Sal. 25:3).

Si hemos fallado, debemos pedir perdón y continuar. Si nos han herido, perdonar. En ambos casos (perdonar y pedir perdón), es cuestión de decisión; hay que hacerlo para no interrumpir la relación con Dios, quien sabrá por dónde nos llevará ya que sus planes son fieles y seguros (v. 1).

El único que tiene el derecho de acusarnos es el Señor porque fue quien murió y se sacrificó por el hombre; es por eso que debemos entregarnos a Él para obtener mediante su sangre la justificación de pecados y no seguir dejándonos convencer de Satanás que seguimos siendo pecadores; al contrario, al vernos abocados ante un problema reconocer la soberanía de Dios y entender que todo nos ayudará para bien, porque el Señor está con nosotros.


ORACIÓN


Señor Jesucristo, necesito de tu defensa y justificación para continuar por esta vida que no logro canalizar. Te abro la puerta de mi corazón y acepto tu muerte en la cruz para perdón de mis pecados. Gracias por hacerlo y por venir a morar conmigo, brindándome toda tu protección. Enséñame a vivir una vida recta y fiel contigo. En tu nombre Jesús, amén.


Recuerda: Dios te ama a pesar de…


Un abrazo y bendiciones.

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