domingo, 9 de enero de 2011

Se necesitan obreros

Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.
Mateo 9:38.


Lectura diaria: Mateo 9:35-38. Versículo para memorizar: Mateo 9:38.


ENSEÑANZA


Se puede pensar que entre más avance la ciencia y la tecnología, el hombre irá cada día separándose más de Dios. Personalmente creo lo contrario. Por más que dese el ser humano aprender y vivir actualizado, en su corazón siempre existirá un vacío espiritual. Quizá ese mismo afán es una muestra de su incompetencia y soledad. Dicen que los actos de superioridad, lo que reflejan en sí, es un complejo de inferioridad. De igual forma puede pasar en el área espiritual de las personas.

La lectura del día nos muestra como el Señor recorriendo de un lado para otro, no solo enseñaba y anunciaba las buenas nuevas y sanaba enfermos sino que también se compadecía de tanta multitud que se movía agobiada y desamparada, sin tener un líder que los guiara. Notemos entonces, que no basta solamente con predicaciones y campañas de sanación. La evangelización es muy importante porque el mundo está sediento de Dios; la cosecha está madura y cada persona es un fruto codiciable para el reino celestial. Por más maldad que veamos alrededor; por más tecnología que vaya fluyendo, hay una densa oscuridad y se necesita aún con mayor fuerza que se lleven las buenas nuevas de salvación para que el Señor resplandezca en sus vidas y les llene totalmente. “El pueblo que andaba en oscuridad ha visto una gran luz” (Is. 9:2).

La evangelización no es predicar por predicar; es hacer discípulos y enseñar a otros el ministerio del discipulado, cosa que se ve muy poco en las iglesias. Todo cristiano tiene esa misión y la debe llevar arraigada muy dentro de sí, como buen obrero que debe ser. Mi invitación es para que este nuevo año, nos propongamos cada uno a ser verdaderos obreros y empecemos a trabajar el campo de las almas. La cosecha está lista y se necesitan muchos obreros.

Para ti, que andas errante como oveja sin pastor te invito a unirte y hacer parte de los que deseamos ver los campos listos para la siega. Con una corta oración podemos dirigirnos a Dios.


ORACIÓN

Señor Jesús: Reconozco que soy un hombre pecador y que voy sin rumbo por mi camino. Te pido que vengas a mí, perdones mis pecados y me enseñes también a compadecerme de los perdidos. Gracias Señor por tomar mi vida, limpiarme y usarme para ti. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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