sábado, 15 de enero de 2011

Habitar con el Señor

¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo templo?
Salmo 15:1.


Lectura diaria: Salmo 15:1-5. Versículo para memorizar: Salmo 15:1.


ENSEÑANZA


El salmo 15 nos dice que habitará con el Señor aquella persona de corazón puro, que esté limpia de manos y que ame a su prójimo. No es de la boca, es del corazón donde sale todo lo que contamina al hombre. Allí se fraguan los malos pensamientos y deseos (Mt. 15:18-20). Los labios brotarán palabras de amor o de odio de acuerdo a lo sembrado en el corazón.

Es responsabilidad de todo cristiano buscar la integridad de su conducta porque esta es la vida que Dios desea para sus hijos: ser santos como lo es Él. La única manera de habitar con el Señor e ir aprendiendo sus mandatos es invitándole a convivir con nosotros. No necesitamos estar primero limpios y despojados de todo pecado; si esperamos a eso, nunca lo recibiremos porque la naturaleza humana siempre estará presente en el hombre caído y por más que lo intente no lo logrará.

Eso es lo sublime del cristianismo. Dios no espera que el hombre llegue a Él; Él llega al hombre. Nos construyó un puente inquebrantable a través de su Hijo Jesucristo, tal como lo prometió desde la caída de Adán. El amor ágape de Dios se manifestó a la humanidad en su Hijo hecho hombre: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn. 3:16). Es con Jesús que podemos comenzar a llevar una vida limpia e ir poco a poco creciendo en su gracia. A Él no le interesa nuestro pasado cuando nos volteamos sinceramente porque nos hace nuevas creaturas perdonando todos, absolutamente todos los pecados. Esto no significa que no caigamos nuevamente; desafortunadamente el pecado que mora en nosotros, como decía Pablo nos lleva todavía a ofender a Dios, pero gracias que en Cristo Jesús, tenemos la redención completa y al aceptar su sangre derramada por nosotros, nos mira justificándonos a través de ella.

Cuando estamos con Jesús, estamos ante su presencia. ¿Quieres habitar en su santuario? ¿Estar por siempre ante Él? Te invito a que lo hagas. Podemos orar así:

Señor Jesucristo: Necesito que vengas a mí para perdonar mis pecados y hacerme una persona completamente nueva. Quiero estar ante ti y cada día irte conociendo hasta alcanzar la integridad con la que esperas que te honre. Gracias por entrar en mi vida, perdonar mis pecados y enseñarme a vivir correctamente contigo. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: