domingo, 10 de enero de 2010

La misión del discípulo

Donde quiera que vayan, prediquen este mensaje: El reino de los cielos está cerca.

Mateo 10:7.

Lectura diaria: Mateo 10:1-42. Versículo del día: Mateo 10:7.

ENSEÑANZA

Cuando el Señor envió a los doce discípulos, les dio instrucciones precisas. Sanen enfermos, resuciten muertos, expulsen demonios, “lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente” (verso 8). Además les aconsejó no proveerse de muchas cosas, pues no las necesitarían, “porque el trabajador merece que se le dé su sustento” (verso 10). “Los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto sean astutos como serpientes y sencillos como palomas” (verso 16). Les advirtió que por su causa los llevarían a los tribunales y los azotarían. “El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo” (verso 24). “Así que no les tengan miedo; porque no hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse” (verso 24). “Ustedes valen más que muchos gorriones” (verso 31). “Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me envió” (verso 40). “Quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa” (verso 42). Estas mismas instrucciones y advertencias son las que nosotros como sus discípulos recientes también debemos tener en cuenta. Nos beneficiamos de lo hecho anteriormente por nuestros antecesores y digno de admiración. Ahora ya el campo está prácticamente labrado y sólo recogemos la cosecha. La historia del cristianismo en Colombia está lleno de injusticias y atrocidades cometidas contra los primeros evangelizadores de nuestro territorio, cosa que nosotros no tenemos que padecer especialmente con la nueva Constitución, donde está establecida la “libertad de cultos”. Sin embargo, debemos hacernos un cuestionamiento y ser sinceros ante ese. ¿Si estamos cumpliendo el mensaje del “reino de los cielos”? El Señor nos dio autoridad para realizarlo ¿por qué no lo practicamos? Tenemos quizá, temor de ser rechazados, pereza, negligencia y orgullo. Es hora de dejar a un lado todo lo que se interponga para obedecer el mandato de Jesús y empezar a discipular con la autoridad que nos delegó el Señor Jesucristo. Manos a la obra; que en verdad este año, sea el año del discipulado, como lo desea la Iglesia en la que yo asisto. Y no porque lo declare mi Iglesia, sino porque es el Señor mismo quien nos lo ha encomendado.

Un abrazo y bendiciones.

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